diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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All the fish in us
had escaped for a minute.Anne Sexton
Dos terceras partes de la superficie del planeta están cubiertas de agua, sin embargo lo llamamos Tierra, no Agua. Sin agua todo se vería achicharrado, la Tierra como una gran pasa de uva, un cascote que se desarma, una bombucha reventada. Hasta la mitad de nuestro cuerpo está conformada de agua. Pero negamos en la lengua esa necesidad y ese origen acuático. El logos se centra en nosotros: homo sapiens bípidos, occidentales y adultos con smartphones a los que les cuesta imaginar haber sido alguna vez un renacuajo con cola nadando en líquido amniótico. Y ni que hablar de tener antepasados marinos.
En su novela Agua Lía Chara intenta revertir esa negación y hace ficción con la realidad y la rareza de ese supuesto origen. Nos sumerge de a poco en un mundo donde todo flota y fluye.
Esta es una novela íntima, hecha de entradas breves, delicadas y numeradas como las de un diario personal. En un primer momento, pareciera pertenecer al realismo. Una mujer insiste en dislocarse el hombro, en soportar cada día un poco más. Limpia un hotel, Las palmeras, arma las camas y a través de las paredes escucha como si estuviera sumergida. Y ama a dos mujeres ( o a una flor y a una medusa). Entra a otros mundos, por amor: va a visitar a Flora a Las vegas, una institución psiquiátrica que aísla como una pecera a ciertas personas del resto de la sociedad; y se encuentra con la Medusa en una pileta municipal por quien pierde un poco la cabeza y gana cuerpo. Pero al avanzar, ese realismo es puesto en duda, y la novela permite ser leída en clave poética y fantástica al mismo tiempo. Se trata quizás del diario de un entrenamiento, el de aprender a vivir en un medio acuático y el de encontrar la manera de despertar aquella memoria celular primitiva que puede hacerlo posible. La escritura misma se vuelve líquida y transparente, las oraciones se sueltan del ancla del determinante y se deslizan sin hacer pie. Parece ser otro el lenguaje del agua porque son otros los cuerpos que la habitan:
66
Una bruma violeta envuelve piernas y sábanas. Acomodo ojos para ver reloj. Madrugada. La espuma amarilla me arrastra hasta la ventana. Floto. Observo la calle vacía. Me deslizo hasta alcanzar. Con mi cuerpo dorado, nado sobre el asfalto.
(Actualización diciembre 2021 – febrero 2022/ BazarAmericano)