diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Una indagación decisiva recorre el conjunto de la obra de Martín Kohan. Una paciente y pormenorizada búsqueda de la forma adecuada que debe procurar la narración y que define, en última instancia, el tipo de vínculo que la literatura puede establecer con la realidad. En la primera de las tres historias que presenta Confesión, su última novela, dicha pesquisa de orden formal se convierte en procedimiento, en el principio que organiza su escritura.
El narrador, en esa primera parte (titulada "Mercedes"), se ocupará justamente de eso: indagar en el recuerdo que su abuela evoca el modo más apropiado de expresar lo que le sucedía de chica, cuando tenía doce años y veía pasar, a través de la ventana de su casa, a un todavía joven Videla. El recuerdo de su confesión al sacerdote de la iglesia del pueblo. Y no cualquier confesión, sino aquella relacionada con la realidad de su propio cuerpo: los primeros arrebatos del deseo sexual. Una realidad que la protagonista desconocía y no comprendía. Un no-saber que corresponde con la posición que asumirá la narración, la cual intentará afirmarse a partir de una atención minuciosa, cada vez más detenida, sobre lo que ella decía y callaba, sobre lo que pensaba en cada confidencia. Una disposición narrativa determinada por el acto mismo que suscitaba el estremecimiento corporal: “Y ella, al verlo, se acercaba con presteza a la ventana, sigilosa detrás del visillo, para mirar más de cerca su paso y que ese paso durara más tiempo”. Mirar más de cerca, con mayor atención, con detenimiento, es mirar en detalle. Mirar –como narrar– de otra forma.
Lo mismo será posible advertir en una serie de textos de tono ensayístico intercalados en la primera parte de la novela, que tendrán como objeto de reflexión el Río de la Plata y distintas representaciones políticas y literarias constituidas a su alrededor. Marca reconocible del escritor: detener la mirada –o fijarla– donde nadie lo hace, y narrar.
La segunda historia del libro (titulada “Aeroparque”) estará consagrada a la narración ficcional de un hecho histórico puntual: La Operación Gaviota, un atentado –fallido– organizado por el Ejército Revolucionario del Pueblo contra Videla en 1977. La forma que toma el relato es otra, en tanto que la historia por contar es distinta: dar cuenta de la preparación del ataque, el plan y los objetivos, las reuniones, las tareas preliminares del comando. Acciones audaces dispuestas narrativamente mediante una escritura urgente que procura no detenerlas, sino más bien lo contrario: narrarlas bajo la condición de inminencia que las define. Otro tipo de detención: un detenerse en la previa, en lo que sucedió antes de un atentado que pudo haber alterado por completo el devenir de los acontecimientos posteriores.
La tercera parte del libro (titulada “Plaza Mayor”) transcurrirá en una residencia de ancianos, durante una partida de truco entre Mirta López, protagonista del primer relato, y su nieto. En la trastienda del juego, casi por distracción, entablarán un diálogo acerca de un sombrío asunto familiar del pasado, ocurrido en un tiempo no tan lejano, todavía demasiado cerca: la última dictadura militar. La fascinante novela de Kohan expondrá en esta historia otra manera de pensar la posición que puede conquistar la literatura, el lugar desde donde articular su propia verdad: narrar distraídamente, como quien no quiere la cosa, como quien mira hacia otro lado.
(Actualización diciembre 2020 – febrero 2021/ BazarAmericano)