diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Colaboran en este número

Matías Moscardi
/  Osvaldo Aguirre

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Ulises Cremonte

Piratería, terrorismo y austeridades narrativas
Mañana no estás, de Lee Child, Buenos Aires, Blatt & Ríos/Eterna Cadencia, 2020.

Mañana no estás, la nueva novela traducida al castellano de Lee Child y editada en conjunto por Blatt & Ríos y Eterna Cadencia se consigue gratis en la web. Lo supe un día después de haberla comprado por casi quinientos mangos en Bajalibros.com. Puteé, al principio puteé, me dije que debería haber esperado, no dejarme ganar por el tedio y la ansiedad de la cuarentena: tarde o temprano a todos los ebooks pagos, se los consigue gratis. Casi de inmediato encontré un consuelo o un argumento: bastante esfuerzo hacen Blatt & Ríos o Eterna Cadencia para pagar derechos de autor “Best Seller”, contratar un traductor, corregir, diseñar, distribuir, ese largo etcétera que implica toda cadena de producción. Así y todo, no pude evitar enviarle una copia pirata a mi viejo: otro consuelo si el libro lo hubiese tenido en papel también se lo habría prestado, sin obviamente, comprar uno nuevo.

En estos tiempos de pandemia hubo una especie de resurgimiento de los libros digitales, motorizado en gran parte por la estrategia de algunas editoriales de liberar cierta porción de su catálogo. Pero la piratería sigue, (casi todo) se encuentra. Por estos días me sumé a un muy “nutritivo” grupo de Facebook donde los usuarios comparten libros en PDF, una especie de cooperativa, donde no solo es válida la opción de descargar, sino que también hay que colaborar subiendo materiales. La cosa es que se armó bardo. Reaccionó Cabezón Cámara y como si sus quejas fueran una rueda de bicicleta salieron los perros a chumbarla. Gabriela es una de las mejores plumas literarias actuales y, pese a que no la conozco, una persona muy generosa. Cómo no empatizar con su enojo. Hubo muchas voces a su favor. Por momentos se logró un mínimo debate, pero la fuerza centrípeta de las redes ganó la batalla y terminaron lanzándose piedras como en una típica tarde de fútbol de ascenso. Hay un marxismo de cajita feliz en la “Revolución de los PDF liberados” y también, una sobrevaloración de las regalías. Creo, no sé; el tema me es un poco ajeno porque soy un mero (y resentido) escritor amateur.

Justamente y a raíz del Día Mundial del Libro y del Derecho de autor me encargaron desde la Facultad de Periodismo de La Plata que escribiera una efeméride. No tuve mejor idea (en realidad no tuve otra idea) que la de plantear una consigna: desalambrar el mercado editorial. La nota se movió bajo la lógica pirotécnica de la provocación, sin demasiadas ambiciones argumentativas, es decir, una típica pieza periodística. Además posiblemente haya un dato erróneo: al principio nombro a Zitarrosa, digo que es imposible olvidar su voz repitiendo el estribillo que reza: a desalambrar, a desalambrar. Esteban López Brusa me envió un audio donde me decía que era Daniel Viglietti quien la había popularizado y que estaba (casi) seguro de que Zitarrosa no la había interpretado nunca. Salvo que a Don Alfredo se le hubiese dado por entonarla en la ducha, cuestión de difícil comprobación. Brusa me consoló: la historia está poblada de estos errores.

Como sea, la idea (por llamarla de alguna manera) sería la de terminar con la propiedad privada de los libros, que no haya autores, sólo editoriales y que las ganancias (si la hubiera) se la comparta equitativamente entre los que, según John Berger, entregaron “sus fatigas”. De lo que (creo) estoy seguro es que un mundo sin autores sería un terreno un poco más libre. El autor no tendría ese peso que implica sostener su propio ego, las ansias de reconocimiento, ni el mandato de mostrarse inteligente en las entrevistas. Y los lectores estarían un poco más ciegos, es decir sin preconceptos. Nunca creí en el lector activo, creo que es una entidad caprichosamente pasiva, cada vez más fiaca. Necesita de reseñas, contratapas, youtubers que les expliquen los libros, que les cuenten quien “ese autor” y de qué va tal obra. Una bendición. El derecho de autor debería ser un tema contractual, un acuerdo entre partes y punto. Alguien cobra algo por lo que escribió: ¿en qué beneficia al lector contar con este “saber”?. El autor por encima de los libros en papel, por encima de los libros en PDF es el fetiche más nocivo de la historia literaria. Quizás exagero un poco. Puede ser. Como diría el viejo eslogan de la “Noticia Rebelde”, este es mi “aporte a la confusión general”.

Dicho (todo) esto vuelvo a Mañana no estás. Lee Child es un capo. Su oficio consiste en desplegar un realismo minucioso, sobre todo cuando describe acciones, cuerpos en movimiento. Los más de ochenta capítulos de la novela acumulan peripecias que esta vez tienen algo de Houdini, porque Reacher entra y sale de una trampa tras otra. Child se divierte, crea situaciones imposibles, esas que llevan al lector a pensar: esta vez no zafa. Y zafa, siempre de una manera lógica, creíble, hay una especie de aura en la escritura de Child que le permite mantener una verosimilitud razonable aún bajo las condiciones más disparatadas. En Mañana no estás el tema parecería ser el terrorismo, Bin Laden y el ejército norteamericano, como siempre. Pero por encima de estos tópicos aparece New York, sus calles, barrios, ambientes y costumbres, una especie de homenaje pos atentado a las Torres Gemelas. La ciudad como actante, más viva que nunca.

Las primeras cien páginas pasan como la chispa en la mecha que corre hacia la bomba y las últimas cien entrega una secuencia coreográfica tras otra digna de un ballet aunque con pistolas y cuchillos. Ah y las cien del medio se mueven en un juego de espejos donde las marchas y contramarchas no dan respiro. Así es Reacher.

El imperio de Lee Child está sometido al mandato económico: hacer mucho con poco; nada sobra, ni palabras en la frase, ni escenas en la trama. Es como si la austeridad de Reacher, que siempre anda con lo “puesto”, fuera un principio regulador a la hora de pensar y sobre todo ejecutar un plan de escritura. No es una mala estrategia para épocas de pandemia.

 

(Actualización mayo-junio 2020/ BazarAmericano)




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646