diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Colaboran en este número

Matías Moscardi
/  Osvaldo Aguirre

Carlos Ríos
/  Ana Porrúa

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Diseño

Julia Jorge

La Fiesta del Ansia
Pupila, de Zui Long, Buenos Aires, China Editora, 2019.

Pupila de Zui Long. No sabemos casi nada a ciencia cierta de este escritor. No sabemos si su nacimiento en 1921 en Malasia, engendrado por un padre chino y una madre malaya hace de él un escritor malayo. Tampoco sabemos si su traslado a Argentina con su hija Jenju aproximadamente a la mitad de la década del 60, su travesía por el litoral y su asentamiento en Villa Dominico para enseñar artes marciales y comenzar la escritura de sus primeras obras permita decir que es un escritor argentino. Tampoco sabemos si de verdad Zui Long existió como escritor o bien es uno de los fraudes literarios recientes como sospecha Quintín en su comentario en el diario perfil, desconfiando de que el nombre Zui Long pertenezca a un profesor culto en una villa recóndita de la Argentina. También, arrojando la hipótesis de que corresponda a un seudónimo de un Laiseca que, como aquel, también muere rodeado de discípulos y amigos en 2016.

Todas estas opciones son válidas como inválidas. Pueden convivir sin contradecirse. Creemos que es eso, lo que a Zui Long le gustaría que digamos sobre él y su obra: la convivencia de singular de escrituras y marcas de identidad que no se contradicen. Cruza de voces diferenciadas que se hacen y deshacen sin perturbarse una a la otra en una sola escritura. Se trata de un estado que está en sintonía con los principios taoístas básicos del Kung Fu y el Pa Kua, artes marciales chinas que Zui Long predicó. La novela parece ser escrita espontáneamente: sin errores, sin temor a la repetición y con cierta tendencia a ser provisoria (similar a la de la nota y/o el borrador) y, a veces, incoherente, como si estuviera intentando nombrar lo que están en constante fuga. Así, Zui Long introduce al lector en un estilo vinculado con la Vía del Tao que tiene, como uno de sus principios nucleares, prescindir del lenguaje y su repertorio de nombres. El tao que puede decirse no es el verdadero tao, es el encabezado del Tao Te King, libro de cabecera para el pensamiento y la práctica taoísta. Pueden trastocarse los términos de la frase para referirnos a él: el Zui Long que puede decirse no es el verdadero Zui Long.

En lo anterior reside la calve para presentar al lector esta pequeña novela. Hacerle saber que leerlo es comprender el movimiento de una escritura que aparece para ser olvidada, como el impulso que acompaña el nacimiento de una novela o el grito que acompaña alumbramiento: “Surge de pronto cada vez, como si nunca hubiera existido. Aparece justo un instante después de volverse olvido.” Encontrarse con Pupila es una experiencia de lectura del desencuentro porque esta historia se desvíos y perdidas de la trama y el sentido, invitando al lector a la resignación: la historia de un presente que solo puede narrarse como pasado en un futuro: “Esta historia sucede en el pasado, en el Reino del Hacia. /Ahora es el futuro.”

Lo que debe narrarse a futuro es “el cuerpo y el relato de Mai Li Sha”, personaje adolescente, cuya existencia en la novela es tan breve como dolorosa. En un paisaje que confuse la fantasía medieval con la apocalíptica, Mai Li Sha es hija vive en el 9º C de la torre de Sirvientes. Hija de Kurisutina y Marrón quienes sirven a los amos del 9º C de la Torre de los Amos a diez metros de distancia de la suya. La simetría gobierna la disposición espacial del Reino de Hacia, cuyo paisaje: “Parecía una ciudad después de un bombardeo. La oscuridad sucia, las luces que titilan estoicas, el silencio empañado. Era, claro, el Reino.” Cuadrilátero que, además, se organiza temporalmente marcado por un solo acontecimiento que inaugura la excepción anual: la Fiesta del Ansia del 14 de febrero en El Nido del Cóndor, salón del último piso de la Torre de los Amos. Hijos de amos y sirvientes se reúnen para una celebración similar a una bacanal sin tributos, o bien, en la que el único culto posible es hacia una economía erótica irregular: el ansia por el cuerpo de adolescentes vírgenes y embriagadas, quienes asisten bajo un pacto implícito de silencio a un baile donde en ansia solo lleva a la agitación violenta. La fiesta ya no implica la suspensión de los haceres de la praxis que se vuelven festivamente exhibidos, como explica Agamben (2011) reflexionando sobre lo inoperoso del Sabbat, sino un estado de excepción (2005) a la regla que gobierna el Reino de la correspondencia y de la simetría. Mai Lai Sha es la víctima histórica de una violación masiva, en cuyo cuerpo se inscribe la historia de la normalización de la excepción (que se repite, año tras año). Solo entre sueños es concebible lo inconcebible (e excepcional) de una comunidad de hombres, para quienes Mai Lai Sha “sino era de unos, pero era de algunos, tenía que ser de todos.” Ellos participan del juego de vestir y desvestir como nenas jugando a las muñecas, en una ronda que se asemeja a una escena extrema de bukkake o reverse gangbang no consentida. Comunidad de hombres con hambre de buey, insaciable e infinita que solo se ve interrumpida cuando las convulsiones de Mai Lai Sha evidencian un delito colectivo y el fin de la fiesta.

Culpables, ninguno. Víctimas, una. Embarazos, masivos. Mai Lai Sha olvida el ansia adolescente para pasar a un complejo mundo donde sabe lo que había que saber. La imposibilidad del aborto hace que su única opción sea la fuga. Así, se marca el fin de sus días como hija de sirvientes y el inicio de una vida gestante en los márgenes del Reino: en la Ciudad Visible. Desde la periferia resonará el grito de medianoche, audible a nivel planetario que convoca y hace comparecer a Maruchera y Laillag (amigas de Mai Lai Sha) a una carrera hacia las alturas. Un grito que será el llamado de una especie y su origen; se trata del grito que acompaña el nacimiento de Tong Kong o, en español, Pupila, hijo masivo de sus perpetradores Amos, y de un tiempo violento signado por la Fiesta del Ansia.

Si la Fiesta significaba la agitación violenta en los cuerpos o la proliferación desmedida de las pasiones, Pupila será la explosión devolutiva de esa pasión en términos de venganza, o bien, castigo divino. Pupila, personaje cuya anatomía se agiganta por las noches vuelve a poner en juego el cuerpo y el relato como motor de esta historia. Su travesía conforma la segunda parte de esta novela, transformándola en una épica contemporánea. Pupila es el héroe que como en los sueños solo sabe lo que debe saber sin saber por qué sabe. Y, además, nos demuestra que la venganza también puede ser heredada y, a la vez, que este acto vengativo heroico puede estar contenido de amor y no de odio. Así, tal vez el mensaje podrá ser escuchado de una vez y para siempre, que no existe una coherencia de las pasiones. Todo puede quemarse en un mismo abrazo enardecido porque el origen y el fin de la venganza y su relato se conforman de la misma materia: cenizas.

 

(Actualización septiembre-octubre 2019/ BazarAmericano)




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646