diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Colaboran en este número

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Diseño

Juliana Díaz

Esa libélula
PRESA. Un decálogo del caso Milagro Sala, de Agustín Arzac, Verónica Stedile Luna y Juan Augusto Gianella (comps.), La Plata, Estructura Mental a las Estrellas, 2017.

El género, Tupacsala, acompañamiento

las alas, la vida

una mujer, las mujeres, Tupacsala niunamenos

 

Julián F. Petrulevicius, Un género para Milagro

 

 

Las noticias se publican y pasan, se acumulan y se archivan, en ese marco me pregunto ¿cómo presentar el libro llamado PRESA. Un decálogo del caso Milagro Sala, cuando parecía ser que la liberaban? ¿cómo hablar de ese libro publicado en agosto del 2017, a 560 días de su detención, hoy, a un poco menos de 850 días del encarcelamiento, mientras los tiempos siguen corriendo y cada noticia va quedando atrás? Por otro lado, ¿cómo poner en agenda editorial la prisión política de una mujer, negra y rebelde para discutir el orden social establecido? ¿cómo hacer de un libro, la esperanza de que hay una revolución posible? Por todas esas cuestiones, entre otras que posiblemente no conozca, hicieron PRESA. Este libro es un aporte desde el ámbito editorial para discutir los tiempos que nos tocan, lo que ha pasado y lo que no, pero todavía podría pasar.

No es casualidad, entonces, el lugar desde el cual es publicado el libro. PRESA forma parte de la editorial independiente EME (Estructura Mental a las Estrellas), y específicamente de la sección Plan de Operaciones, que cubre los textos que contienen ensayos de crítica cultural nacional.

En la imagen de tapa no aparece Milagro, ni la Tupac, ni una manifestación, tampoco las rejas de una cárcel... más bien parece ser un recorte fotográfico del universo. Sin embargo, al leer las primeras palabras de Verónica S. Luna en el prólogo, comprendemos que no se trata de ningún conjunto de estrellas. La imagen es un plano detalle de la maximización del fósil de una libélula de seis alas, no extinta, que recientemente encontró el docente e investigador, Julián F. Petrulevicius, y a la cual denominó como Tupacsala niunamenos.

En cuanto al diseño del libro, hay una última cosa que me resultó llamativa: la solapa. A diferencia de muchos libros de ensayos de varixs autorxs, en vez de figurar lxs compiladores, u otros textos de la misma editorial, encontramos una foto de Milagro riendo en una movilización. En la misma, tampoco aparece la biografía debajo de su imagen, sino la aclaración del autor de la foto: Sebastián Miquel.

Respecto al contenido teórico, cada escritorx desde su perspectiva (ya sea académica o no, dado que entre los puntos de vista aparecen la biología, el derecho, la sociología, la literatura, la militancia popular, la comunicación, etc…) comparte un ensayo escrito a partir de una palabra que le fue asignada. Estas palabras (Democracia, Mujer, Bolsos, Justicia, Amenaza, Utopía, Organización, Cantri, Acampe, Millones) funcionan como guía para cubrir el caso, y, sumado al epílogo que hace un recorrido histórico breve sobre la organización Tupac Amaru, permiten abordar dos preguntas centrales: ¿Qué está pasando? y ¿por qué pasa lo que está pasando?

No estoy segura si lxs autorxs fueron conscientes, pero el libro en su totalidad, permite poner a todas las voces en diálogo y discusión, lo cual hace más rica la lectura. Aparece en cada ensayo una marca muy personal. Así, vemos que no existe un intento por homogeneizar la escritura, no son todos los mismos puntos de vista para analizar el hecho, ni todxs utilizan el lenguaje inclusivo.

En esa charla que lxs lectorxs percibimos, encontramos nuevas palabras y maneras de entender ciertos hechos sociales. En lo que sigue presentaré una interpretación de esta conversación transdisciplinar, organizada por nuevas palabras que aporten al motivo del libro.

 

Hegemonía

 

El discurso hegemónico liberal instalado socialmente es lo que parece haber motorizado la necesidad de publicar este libro. Ante la reiterada pregunta “¿y si es inocente, por qué no sale?” que menciona Verónica S. Luna en el prólogo, surge la urgencia por materializar el discurso contrahegemónico desde una editorial independiente. En concordancia, Esteban Rodríguez Alzueta y Mariano Pacheco advierten esta construcción que atenta contra el poder acaparado por los sectores subalternos. De esta manera, Rodríguez Alzueta hace un breve recorrido sobre la noción popular del concepto de “bolsa” donde la única aceptada socialmente es la que carga Papa Noel, mientras que Milagro es la mujer corrupta que repartía bolsones a los pobres y quien “se robó todo en bolsas”. Lo que se esconde atrás de esas acusaciones infundadas, es que la negritud descripta por Pacheco haya ocupado lugares en las mesas de decisión y tomas de poder. Como eso no es punible, lxs denunciantxs instalaron en el sentido común acusaciones que jamás pudieron comprobarse en los tiempos de la “Justicia” pero que sirvieron para demonizar a Milagro y a sus compañerxs de la Tupac. De esta manera, Ileana Arduino retoma una idea de justicia para los poderosos, algo similar a lo que nos describe Bartolomé Hidalgo en Diálogo patriótico interesante.

 

Niunamenos

 

La lucha por la liberación de Milagro forma parte de este grito colectivo de organización feminista que cada vez cobra más fuerza. Dentro de toda la heterogeneidad del movimiento, Milagro es otra víctima de la sociedad patriarcal; como dice Rodríguez Alzueta al final de su apartado, “Con su desaparición se cifra un mensaje al resto de los movimientos sociales: Milagro es otra mujer arrojada en una bolsa(…)”. Es decir, y como mencionan María Pia López, Elizabeth Gómez Alcorta y Estela Díaz, a Milagro la condenan por mujer, indígena y pobre. Pero “no seríamos justos con esa mujer” dice María Pía López, si sólo dijéramos que su condición de género la aprisiona. Milagro es perseguida por mujer rebelde. Es otra víctima de la caza de brujas que persigue a todas aquellas que no se resignan a adaptarse al orden patriarcal existente y luchan por la igualdad de géneros. Además de eso, estas autoras remarcan algo fundamental en lo que respecta a la organización popular cuya lideresa, como la llama Gómez Alcorta, es Milagro. Por un lado, ni ella ni la organización de la Tupac, se declararon hasta ese entonces como feministas. Sin embargo, las acciones llevadas a cabo desde la organización son completamente feministas y es necesario, dicen, apropiarlas a modo de ejemplo para todo el movimiento por la emancipación feminista. Es fundamental entonces, para la batalla cultural que tanto la Tupac como el mismo libro en cuestión quieren dar, tomar las banderas por lucha de género (si vamos al caso, las que más hablaron de esta cuestión feminista en el libro fueron escritoras).

 

Milagro

 

Estela Díaz juega con la definición del diccionario de la palabra Milagro. Se trata de “un suceso extraordinario que provoca admiración y sorpresa”. Milagro, no es una mujer, es esa mujer que menciona María Pia López con la que no hay que ser injusta. Milagro es esa mujer a la que Morales dice que no piensa liberar. Milagro esa mujer que logra unificar en una bandera las figuras del Che, Tupac y de Evita (esa otra mujer). Milagro es ese legado inmaterial del que hablan Diego Tatián, Agustín Arzac, Ezequiel Lopardo en sus apartados y Melina Gaona en el epílogo. Se trata de algo que va más allá de los barrios con escuelas, salas médicas y el polideportivo. Es la esperanza de ese sueño revolucionario, que sigue siendo utópico, pero mantiene viva la esperanza. Un Milagro, dijimos, es algo extraordinario. Verónica S. Luna en una entrevista radial acerca del libro retoma una discusión instalada en el texto y deja entreabierta la pregunta ¿por qué no hubo una Milagro en todos lados? Hay algo de extraordinario en la experiencia de la Tupac, una especie de fe mítica que da fuerza a familias enteras en Jujuy y a lo largo y ancho del país. Ese espíritu de lucha subalterna que permite levantar una bandera con tres personajes históricos que no parecen asemejarse, es la propuesta fundamental del libro.

 

Trascendencia

 

En toda lucha existe una revancha. En la contradicción histórica de la humanidad entre oprimidxs y opresorxs, hay que aclarar una distinción clave que aparece en el apartado de Tatián: la diferencia entre víctimx y oprimidx. La primera no tiene capacidad de acción, es como quien está a punto de ser fusiladx contra el paredón y ya no tiene posibilidad de escape. Mientras tanto, lxs oprimidxs reciben la imposición de un poder desigual pero pueden hacer algo frente a eso. Justamente, esa capacidad transformadora es lo que Tatián destaca de la Tupac. Ese es el deseo de este libro.

El hallazgo de la libélula de seis alas aún no extinta y la decisión de llamarla Tupacsala niunamenos es una victoria popular que obliga a la comunidad científica y a todxs aquellxs que se refieran a la libélula, a llamarla por ese nombre. Esta es una manera simbólica de mantener viva e indeleble la lucha popular. Que nadie, de acá a 500 millones de años, se olvide de Tupac, ni de Sala, ni del grito popular de una gran masa de mujeres organizadas.

En los distintos escritos que aparecen en el libro, entre tantos debates y anécdotas que hay por narrar, hay una escena que se repite dos veces. Elizabeth Gómez Alcorta y Ezequiel Lopardo eligen mencionar un suceso que cito al final. En esta pequeña narración podemos observar el discurso contrahegemónico enfrentado a los grandes constructores del sentido común opresor, injusto e infundamentado. Aparece también el legado de la mujer rebelde, Milagro que ha generado una esperanza libertaria perdurable para las próximas generaciones.

 

A los pocos días de la detención de Milagro, recuerdo que aún yo no había asumido su defensa, un reportero de TN hizo una nota a los cooperativistas que mantenían el acampe en la Plaza Belgrano, frente a la gobernación de Jujuy. Se acercó a un hombre de unos cuarenta años, que evidenciaba una vida de trabajo, y le preguntó:

-¿Usted por qué está aquí?

-Para asegurarme que mi hija, el día de mañana, no trabaje de mucama limpiando en su casa. (Gómez Alcorta; 63)

 

La mejor definición del “trágico crimen” que cometió Milagro, según cuentan los presentes, lo dio un compañero que estaba acampando en la Plaza Belgrano en el reclamo al gobierno entrante de la Alianza Cambiemos. Ante la pregunta de la cronista televisiva:

¿Usted por qué milita con Milagro Sala y está acampando en esta plaza?”. El hombre contestó: “Estoy aquí con la Milagro porque no quiero que mi hija termine siendo sirvienta suya, señorita”. (Lopardo; 135)

 

 

 

(Actualización mayo – junio 2018/ BazarAmericano)

 

 




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646