diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Matías Moscardi

Amamos tanto a Roland Barthes
Roland Barthes por Roland Barthes, de Roland Barthes, Buenos Aires, Eterna cadencia, 2018. Traducción de Alan Pauls.

En sus últimos seminarios en el Collège de France (1978-1980), reunidos en La preparación de la novela, Barthes dedica un breve pero llamativo apartado al «Retorno del autor». Ahí se refiere a la nebulosa biográfica: es hora de reaccionar contra «el frío de las generalizaciones», dice Barthes; hay que volver a poner, en la producción intelectual, «un poco de afectividad»: dejar hablar más al Yo y acallar al Superyó y al Ello. En este apartado, además, Barthes admite conocer mejor los diarios de algunos escritores que sus obras propiamente dichas: es el caso de Kafka, es el caso de Tolstoi. Pienso desde acá, entonces, a partir de la figura del retorno del autor, en la reedición de Roland Barthes por Roland Barthes que acaba de publicar Eterna Cadencia, en traducción de Alan Pauls. Me pregunto si la aparición de este libro –hace años difícil de conseguir, que leí en fotocopias–, precisamente en este momento, no podría leerse como una revitalización, en la crítica argentina contemporánea, de la afectividad. La traducción de Alan Pauls tampoco es una colaboración azarosa si pensamos en su reciente Trance –una especie de Alan Pauls por Alan Pauls velado, donde el autor homenajea a Barthes en el uso de la tercera persona para hablar de su biografía de lectura, de su vida de lector–. Como si la crítica se replegara sobre su propia sensibilidad, abierta a los cruces entre deseo, saber, intimidad, biografía y, por lo tanto, dispuesta a negociar una porción de su territorio con la incertidumbre que supone el solapamiento de esos órdenes.

Alan Pauls escribe, en el prólogo a esta edición, que Roland Barthes por Roland Barthes supone su consagración ya no como crítico sino como escritor. Recuerdo de manera muy nítida que hace unos catorce años, cuando leí, en unas vacaciones de invierno, La cámara lúcida, la sensación fue la de estar ante una novela con un argumento sencillo y hermoso: un crítico literario se reencuentra con su madre muerta a través del hallazgo de una fotografía que jamás nos muestra; para saldar cuentas con el lector, Barthes propone otras fotos cuyos relatos analíticos están atravesados por la misma intensidad, por el dolor de la reciente pérdida –recordemos que el lado B de La cámara lúcida es, justamente, su Diario de duelo–.

El título anuncia la operatoria central del libro, que es la del desdoblamiento: abordar su propia vida como si fuera la vida de otro. La disposición de la escritura responde a su conocida predilección por el fragmento. La vida rige el desfile de objetos: la intimidad, los gustos, los aspectos biográficos –infancia, adolescencia, adultez–, el trabajo, las instituciones, los viajes, sus quehaceres como crítico pero también el tedio, el aburrimiento, la incertidumbre, la estupidez, el desconcierto. Cada uno de estos objetos se encuentra, a su vez, novelado: cada gusto tiene una historia, cada concepto teórico muestra su coyuntura íntima. Barthes es, en este sentido, un crítico amoroso: sus modos de leer parecen interpelar no solo una dimensión intelectual sino una dimensión física, corporal y, por lo tanto, afectiva y emocional. Barthes lee con las manos, con el corazón, con el pecho: por eso, su escritura es una experiencia de la conmoción, una escritura vibrante, erizada, cuyo contacto genera, casi de inmediato, empatía, cariño: no conozco ningún lector de Barthes que no ame a Barthes.

En “Diez razones para escribir”, un breve inventario que aparece en Variaciones sobre la escritura, Barthes confiesa que escribe, precisamente, para ser amado. Si los libros son destinos, entonces podemos considerar que Roland Barthes por Roland Barthes no supone solo su consagración como escritor sino la concreción pulsional de una escritura deseante: una seducción embelesada, adorable, el encanto definitivo del lector.

 

(Actualización mayo - junio 2018/ BazarAmericano)

 




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646