diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Colaboran en este número

Matías Moscardi
/  Osvaldo Aguirre

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Ulises Cremonte

El hombre de las ratas
Las brigadas, de Ariel Luppino, La Plata, Club Hem, 2017.

Las distopías están de moda. No son un formato nuevo pero ahora parecen gozar de un prestigio que se asienta sobre la creencia de que en sus entramados ficcionales habita la clave para entender los peligros de la versión siglo XXI del capitalismo. O eso dicen el centenar de notas que en el último año se escribieron sobre el tema. Lo cierto es que las distopías necesitan del combustible político, de un contexto político abusivo y grotesco que haga germinar ya no una percepción contemporánea, sino más bien de un futuro oscuro que nos aguarda de continuar con el presente estado (¿Estado?) de cosas. Así se explica el éxito de “El cuento de la criada”, una vieja novela de Margaret Atwood o las reediciones de “1984” para nombrar algunos casos internacionales. En la Argentina no nos quedamos atrás porque a la genial “Los que duermen en el polvo”  de Horacio Convertini se le puede sumar “Cadáver exquisito”, ganadora del Premio Novela Clarín.

Dicho esto la aparición de “Las brigadas” podría hacernos caer en la tentación o el error de incluirla en esta moda. Pero no; no tanto. Porque si bien la novela de Ariel Luppino establece cierta filiación con lo distópico, no cae, por suerte, en uno de los vicios más recurrentes de este género: el abuso de explicaciones. Se sabe que cuando se plantea un marco de referencia nuevo, es muy fácil sucumbir a la tentación de establecer algunos momentos “Wikipedia” que den cuenta de las características de esa sociedad. Luppino deja de lado la pulsión pedagógica y se concentra en presentar un personaje sostenido en una primera persona un tanto neurótica, pero puesta siempre en acción. Las peripecias, la colección de peripecias se superponen una tras otra, como si el tiempo solo se demostrara en el acontecer, en el suceso. Su sentido del ritmo, que incluye capítulos dominados por diálogos veloces, dotan al relato de un compás hipnótico: el lector ingresa más que a un mundo, a una esfera, un microcosmos con reglas propias.  

Por encima o por detrás de esto está también la escritura, un estilo que por momentos parafrasea a Osvaldo Lamborghini, sin que esto signifique una renuncia ventrílocua a una voz propia; es más bien una  especie de tonalidad Lamborghiniana que se cristaliza en algunas frases o gestos, en cierta anulación psíquica ante situaciones extremas que una literatura más pacata o pesada abría abordado con solemnidad. Sobre todo en esos momentos gore, algunas torturas con ratas que recuerdan aquel célebre caso de Freud, con el cual también comparte la ambientación militar, pero las descripciones están atomizadas por un estilo ajustado, que no sucumbe a la tentación de entregarle las llaves a una vanguardia chillona.

En su dimensión argumental la novela no disimula su tema: el poder o más bien la dominación que se ejerce en distintos tipos de situaciones. Por suerte “Las Brigadas” escapa de los limitados campos de esa vulgata que afirma que en la vida todo es sexo menos el sexo que tiene que ver con el poder. Trabaja sí sobre un muestrario de relaciones complementarias, donde la superioridad es ejercida o padecida, según el lado de la mecha. Hay un personaje –el “Milico”- que parece ocupar un lugar totémico y al cual el narrador en el final le regala una ingeniosa frase sobre los hombres que viven a destiempo.

A todo esto podríamos sumarle  algo que se dice como al pasar, un par de veces, esa novela “anti-saereana” que el narrador comenta estar escribiendo. La referencia aparece como una posible clave de lectura, aunque el universo de lo “anti-saereano” es tan vasto que podrían ubicarse estilos o recurrencias muy disimiles dentro una misma bolsa. Quizás sea justamente eso que mencionaba antes, la renuncia al tiempo como lento discurrir lo que aleja a Luppino de Saer. Puede que me equivoque, no lo sé, es posible que, con esa cita, el autor quiso hacer solamente un chiste o ni eso. De ser así, se podría haber prescindido de este elemento sin que el andamiaje de la narración se viera dañado. Pero es un detalle menor, porque “Las Brigadas” gana cada una de sus batallas round a round; es una novela con una voz autoral destacable, de una originalidad que se aparta de las modas, un relato que seguro sabrá perdurar sin envejecer.

 

(Actualización marzo - abril 2018/ BazarAmericano)




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646