diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Hasta que uno encuentra –después incluso de no buscar– un libro como este de Mercedes Halfon, no advertimos de qué manera la literatura es una cuestión de ojos. Desarrollos y desenlaces ópticos y oftalmológicos: destellos, miradas, fondos, continuos que actúan como pantallas. Los ojos de Joyce, cuya desventura Pound detectó en una foto, incluyeron, desde el comienzo de la amistad epistolar, la recomendación de un oculista…
Con una elegancia que no disuade la virtud del argumento, El trabajo de los ojos se ocupa de unir los puntos de una reconstrucción ineludible y anhelante. Si no fuera porque la tarea misma –la misión– tiene la forma y la fortuna de considerar entre esos puntos de contacto el que Stevenson, que apreciaba la golosina caníbal, convirtió en conflicto con victoria pírrica: “guerra al adjetivo, guerra al nervio óptico…”, y que le dictó, cuando concluía su breve vida, una narrativa más angular y restringida, el libro de Mercedes Halfon demuestra que quien se ocupa del ojo, no debe descuidar el oído. Halfon arma oraciones delicadamente eufónicas, un oficio que permite a cada uno de los fragmentos llegar a buen puerto sin, en general, las rimas descuidadamente asonantes o consonantes que afectan la mayoría de los textos, no solo colaterales, de la narrativa contemporánea (casi escribo “activa, vigente”). En fin, esos cuidados, en compañía de un uso único del rasgo circunstancial (“biblioteca temblorosa”, “camisa arrugada”) convierten al libro y a la autora en una fuente de incesante regocijo.
Como ese genio de lo sesgado, James Schuyler, Mercedes Halfon ha publicado también una novela en colaboración.
(Actualización noviembre 2017 – febrero 2018/ BazarAmericano)