diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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“¿Cómo parar la máquina gubernamental en que parece haberse transformado toda la política, y tener acceso a una nueva política, una política de la amistad, calcada en otra experiencia del tiempo y capaz de exponernos a las exigencias de compartir la existencia a la que no pueden no responder?”, se preguntaba Agamben en ¿Qué es un dispositivo? Cuando uno escucha hablar a Luciana di Leone se tiene la leve sensación de que mientras habla está pensando lo que va a decir en lo inmediato. Ese movimiento del pensar -que en un sentido literal es el de todos nosotros- en ella toma otro cariz: mientras habla, está pensando lo que dirá a continuación. Quiero decir: el orden del discurso en ella se construye simultáneamente en el presente y en el futuro, de modo organizado y coherente en la formación de posibles relaciones para leer las intervenciones de la literatura en lo cotidiano. En el desarrollarse de su voz, el pensamiento se nos muestra lúcido y fuerte. De algún modo, todo esto es el telón de fondo de su recién lanzado Poesia e escolhas afetivas. Edição e escrita na poesia contemporânea, que se descubre en algún lugar del texto: “Pensando la poesía contemporánea argentina y brasilera, este libro se dedica, a final de cuentas, a pensar la posibilidad de vivir junto” (27). ¿Podrá ser la poesía el campo de acción/ experimentación de un modo otro de vida posible?
Poesia e escolhas afetivas. Edição e escrita na poesia contemporânea pertenece a la serie “entre críticas” dirigida por Paloma Vidal en la editorial Rocco de Río de Janeiro, que lanzó paralelamente el libro de Luciana di Leone con el Frutos estranhos. Sobre a inespecificidade na estética contemporânea de Florencia Garramuño. Poesia e escolhas afetivas se detiene a pensar diversas poéticas argentinas y brasileras de los últimos años a partir del afecto, la amistad: “una importante parte de los trabajos poéticos producidos en las últimas dos décadas en Brasil y en la Argentina se construye explícitamente a partir de una escena de lectura que alimenta las elecciones afectivas y la continuidad de los afectos producidos y, todavía, explicitan esas elecciones como las que guían a los proyectos” (19). El trabajo de di Leone no será el de develar una trama de complicidades y estrategias de grupo, al modo de los análisis de investigador privado en que ha devenido la envejecida praxis de los actuales seguidores de los diversos campos ha tiempo pensados por Pierre Bourdieu. Su mirada será la del genealogista / geólogo de la imaginación: en una captura del tiempo y el espacio dibujará rastros y restos de la distribución, dispersión y derroche del afecto para pensar lo contemporáneo en la poesía. En ese sentido, las revistas literarias (Inimigo Rumor, Modo de Usar & Co.), los blogs (as escolhas afectivas y las afinidades electivas) y los proyectos editoriales (VOX, 7Letras) son el espacio privilegiado de su análisis porque son el lugar del puro presente, manifestación de lo contemporáneo, el espacio ideal de la contemporaneidad hecho material, donde se reúnen las distintas temporalidades del pasado y de lo por-venir en el presente.
La crisis, además del afecto, podría ser otro de los tópicos que el lector desprevenido adjudicaría a su texto. Tenemos una crisis: ese es el presupuesto de muchos de los planteos críticos de un tiempo a esta parte en Brasil. La poesía post-2001 o post-debacle menemista es otra, otro modo de producción, otro modo de lectura, diremos nosotros del otro lado. Los preocupados diagnósticos son bien más similares: la crisis puede ser localizada en el lector y su lectura, en las editoriales y en los medios de comunicación, en la calidad frente a la cantidad, en la poesía (forma, contenido) y en los poetas. La pregunta que ronda por ahí es: “¿por qué no se lee poesía hoy en día?”. Pero frente a esta ya constituida doxa de la crisis, Luciana di Leone, lúcida, se empeña en concentrarse en el afecto. El afecto, y esto en todo sentido posible, es la salida de la crisis, del estancamiento en la repetición plácida del discurso de la crisis.
La política de la poesía hoy, nos viene a decir el texto, es la política del afecto. En el trabajo con el lenguaje y en el trabajo con las formas, hace posible una nueva vinculación entre la poesía y la vida que permitirá, al final, otra forma de vida. En el discurso de la crisis muchas figuras de poeta están confundidas: la poesía como compromiso, el poeta engagé; la poesía revolucionaria, el poeta como luchador o vocero; la poesía como juego, el poeta como jugador; la poesía como un pasatiempo, el poeta como un ser a-social. En el substrato de esos textos vamos a encontrar dos ideas juntas: cada contexto histórico exige y precisa su propia poética (lo que puede llegar a esconder, a final de cuentas, un peligroso pensamiento evolucionista en su constitución de lo necesario y lo perecedero) y estamos atravesando una crisis general en el mundo occidental que se ve reflejada en el arte como un todo. En la poesía de los afectos, que afecta, en la poesía afectante, el poeta es un sujeto del deseo y lo compartido. Colocando al afecto en el centro de su atención, di Leone logra despejar las confusiones de aquel discurso ya un tanto solidificado y establecer una alternativa no sólo de lectura sino también de escritura en este nuestro mundo contemporáneo. El afecto es nuestra primera política, por ser bios, por ser cotidiana.
“Tal vez el poema y su situación de publicación puedan ser pensados como sintomáticos de un modo de editar, escribir y leer poesía que gana fuerza en la producción poética de Brasil y de Argentina de las últimas décadas” (22), escribe y piensa di Leone. La práctica de la poesía será, ahora, colectiva. Ya no el poeta de los tiempos modernos, siendo sólo un eslabón en el proceso productivo e insistiendo en una pieza. El proceso, ahora, será fruto del vivir juntos: producir, leer y escribir poesía forman parte de una articulación plural de tiempos, espacios y voces no jerárquicas ni identificatorias. Un sujeto cuya identidad y trabajo no está en sí mismo sino en la red que construye y constituye a partir de los afectos, del trabajo en, por y desde los afectos. Es claro, de este modo, que estamos frente a un nuevo sujeto que problematiza la relación de lo propio con lo público, de lo íntimo con lo común y con ello vuelve a debatir la autonomía de la poesía en particular y del arte en general. De ahí que no se pueda hablar de grupos, sino de singularidades reunidas en una voluntad común de hacer juntos y “elegir afectarse” (26).
Nosotros, sus lectores, elegimos afectarnos. En la lectura del recorrido crítico de la amistad, la comunidad, lo común y lo propio, el yo y la red, en el análisis de las pequeñas editoriales y revistas y su gestión independiente, de su circulación y recepción, en la pausa en poetas y sus poemas, nosotros, sus lectores, también elegimos afectarnos, acercarnos, modificarnos. ¿Qué otra cosa le pedimos a un libro si no eso? Poesia e escolhas afetivas era un libro que estábamos esperando leer. ¿Por qué postergar o encubrir el acercamiento afectivo a la escritura y a la lectura? “¿Qué hacer, entonces, con ese problemático afecto?” (164), va a preguntarse y preguntarnos. Recuperarlo y enmarcarlo en lo político inmediato, en el vivir junto, en la comunidad heterogénea de sujetos por venir. La amistad es la forma del afecto que escapa a todas las normalizaciones. La poesía, con ella, también. Elegimos, entonces, afectarnos.
(Actualización noviembre 2014 - febrero 2015/ BazarAmericano)