diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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No se llega a escribir el tipo de poesía que propone Singapur en un primer libro; es una cuestión de tiempo. Por eso, es vital comenzar estas líneas señalando que se trata del quinto título de Andrés Szychowski, que previamente ha firmado: 17 discos de música africana (2009); La redundancia (2011); Poezja (2015) y Antón Pavlovich (2018) y que ahora propone un libro en el que cohabitan todos los elementos que iban emergiendo en las anteriores publicaciones para darle forma a un ecosistema, ya reconocible como muy propio, en el que conviven insectos, animales, científicos, artistas de géneros varios, ciudades y progenitores, en un particular y atípico equilibrio.
Vaya si es habitual hablar de un registro absurdo a la hora de abordar un libro de poesía. Pero menos habitual todavía es encontrar versos donde lo paródico forma parte de una trama sutil, cuya lectura dispara inmediatamente a terrenos a los que sólo la poesía, la buena poesía, sabe llegar. Dicho de manera más coloquial: el ejercicio de la escritura para llegar al hueso, muy a conciencia de que dicho hueso no existe.
La cita a varios puntos cardinales del globo, como Honduras, Filipinas, Villa Gesell, Apóstoles o bien el que le da título a esta obra, entre tantos otros, bien puede conjeturar un mapeo emocional del que se nutre Szychowski para elaborar una cartografía íntima que le permite preguntarse, por ejemplo: “Ay, Singapur / ¿por qué sos la fuente / de un dolor genuino / si ni siquiera te conozco?”.
Vale recordar que esa inquietud por indagar en el sentido de un mundo –da pavor aclararlo una vez más– sin sentido, es la materia prima de este poeta platense nacido en agosto de 1976. Ya en su primer libro, publicado en 2009, escribía en, curiosamente, el poema titulado “Búsqueda”: Te busco entre la gente / y no te encuentro. / Agrego gente”.
Ese estilo (que es una manera de hacer, según decía un sociólogo local), que en una primera lectura parecería estar anclado en la asociación libre, en la típica poesía sin un sentido asequible, es, muy por el contrario, resultado de un trabajo obseso por el caos ordenado, que guía a la poesía de Szychowski “como un globo de helio en la oscuridad”. Catorce años después, escribe en “Ceniza”: “Esta vez no coincido: no miro a las personas por la mitad / como si ocultaran / una parte, importante, / que ya está muerta / Además, no es lo mismo un zombie / (que se alimenta de cerebros) / que un hombre sin cabeza / arriba de un magnífico / caballo de carreras / Hoy fui enteramente feliz / Conversé con cada uno de los comensales / Sin prejuicios / en el fondo de la ceniza”.
Algo de esto también sostiene Gustavo Caso Rosendi –reconocido poeta platense, autor del indispensable libro Soldados– al afirmar que "La escritura de Andrés Szychowski parece salir de los collages de Max Ernst: lo aparentemente caótico está cuidadosamente planificado por un ángel inconsciente que sobrevuela su aura. Como un cielo protector".
Párrafo aparte para “Orquesta”, uno de los poemas incluidos en Singapur, con alguna reminiscencia a Malvinas. Es difícil, a esta altura, abordar la guerra del 82 desde la poesía, básicamente porque ya se ha dicho casi todo al respecto. Sin embargo, Sychowski logra esa vuelta de tuerca que exige la buena literatura para generar algo nuevo. Pasa con este poema en sí, y con todo el libro también.
(Actualización septiembre – noviembre 2023/ BazarAmericano)