diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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¿Cómo leer un libro insólito, inconcebible, disruptivo, claramente anacrónico y que, al mismo tiempo, entabla sofisticados diálogos con lo contemporáneo? ¿Cómo pensar lo imposible cuando se vuelve, ante nuestros ojos incrédulos, posible? Esas son las preguntas que emergen, espontáneamente, cuando nos acercamos al último libro de Sergio Raimondi, Lexikón; esos fueron en todo caso los interrogantes, sorprendidos y admirativos, que me produjo su lectura. Como muchos de nosotros yo aguardaba con expectativas la continuación de Poesía civil (2001) que ya en su momento fue un libro fuera de lo común o de lo esperable, expectativas acentuadas cuando pude oír la escansión virtuosa y personal de Raimondi recitando sus poemas. ¿Cómo seguir después de un libro tan fuerte? Raimondi responde acrecentando, hiperbolizando, su apuesta estética.
¿Y qué es lo posible, qué quiere decir "posible"? Henri Bergson, en su conferencia "Lo posible y lo real" ("Le possible et le réel" en La pensée et le mouvant), postula que lo posible no es la suma de condiciones preestablecidas que fijan la eventualidad de un acontecimiento por venir, no es aquello que se proyecta hacia una realidad diferente de la cual se da, por adelantado, una premonición o anuncio. No, lo posible sería una explicación retrospectiva que convierte, a posteriori, lo sucedido en un concebible o imaginable en el pasado, al que solo se lo percibe en función de los acontecimientos del futuro. En resumidas cuentas y hablando de literatura: alcanza con que una obra suceda, irrumpa, aparezca, para cambiar la comprensión de lo que es, o era posible en un momento dado. Toda gran obra literaria crea a sus precursores, ya se sabe, y al mismo tiempo crea sus condiciones de posibilidad, en particular afirmando, pragmáticamente, que aquello que ya no podía escribirse o que no podía imaginarse como escribible se transforma en algo evidente. Creo que esta forma paradójica de pensar lo posible (que tiene que ver con la utopía en tanto que puesta en duda de lo que se nos impone como inimaginable en un momento dado), es útil para referirse a Lexikón.
Si reseñar un libro es evaluarlo, en este caso alcanza, creo, con algo así como una descripción para que la evaluación se justifique implícitamente. Pero por eso mismo, por su carácter insólito, es difícil presentarlo, resumirlo, y por lo tanto reseñarlo. Para intentarlo, recurro a lo más elemental, los textos periféricos (títulos, índice, texto de contratapa) cuya función, es (en principio y cuando se trata de una editorial seria) dar a conocer e introducir el objeto del que se trata.
Empecemos por el título, que en etapas preparatorias fue Para un diccionario crítico de la lengua. El título desechado anuncia una doble característica del proyecto: su forma de entradas ordenadas alfabéticamente por un lado y su dinámica hacia algo que lo supera por el otro. El libro propondría un horizonte, una meta ("Para"), pero con una distancia especulativa (el diccionario es "crítico"). Por fin, la lengua de la que se trata remite al instrumento, al soporte del saber, de la historia, de la ciencia: lo que se compila en este libro sería el uso de palabras en tanto que esquirlas de un saber supuestamente universal y situado en una perspectiva histórica. Al fin de cuentas, y a pesar de la extensión del conjunto, la amplitud de lo evocado, mencionado, comentado, funciona como una extensísima enumeración heterogénea que quiere, por su heterogeneidad misma, sugerir la totalidad. La referencia a Borges es evidente, por supuesto.
Algo más: "lengua", en el título provisorio, remitiría también a un uso personal de lo que sería un "archivo", un archivo crítico de todos los posibles. Y siguiendo con los títulos, el definitivo, Lexikón repite el significante "diccionario", aunque no utiliza el cultismo existente en castellano (que se escribe con "c" y que significa, nos avisa la Real Academia, un "conocimiento léxico que un hablante posee sobre una lengua"), sino que retoma la transcripción del término griego, término que equivale a "libro de palabras", integrando así una referencia a la Antigüedad griega en el umbral del libro. En las dos definiciones (conocimiento léxico de un sujeto, libro de y sobre palabras), se ve que hay que agregarle, a lo que serían los "temas" tratados en las diferentes entradas, la lengua, la palabra poética, en asociación con su posible uso hoy.
Del otro lado, dando vuelta el libro: el texto de la contratapa no es circunstancial, ya que evidentemente fue escrito por Raimondi en tanto que complemento programático. En él se anuncia el "impulso abarcador" del volumen, en el que se tratan "temas y problemas de disciplinas diversas: biología, arquitectura, astrofísica, literatura, geología, matemáticas, transporte marítimo, teología, caliología, psicoanálisis, agricultura, economía y finanzas, etc." (dicho sea de paso, recuerdo que el término "caliología" remite al estudio de cómo los pájaros hacen sus nidos: desde la contratapa, hay ya que abrir un diccionario, otro diccionario, para leer a Raimondi).
Ese impulso abarcador ("en una época que lo desmerece", leemos), también concierne una gran variedad de lenguas de las que se cita algún vocablo, expresión o sigla (y con ellas, claro, se alude bajo la forma de una sinécdoque a otras culturas). La contratapa menciona el "aimará, griego, alemán, inglés, árabe, o chino simplificado"; cualquier lector, incluso distraído, les agregaría el ruso, el japonés, el portugués, el griego, el armenio, el noruego, el italiano, el zulú, y otras más, lo que implica una alusión lateral a una Babel dominada o a una integración de todas las lenguas y de todas sus palabras en un proyecto poético. En todo caso, se nos avisa que en el plural de lenguas "podría haber una advertencia de que cada lengua modula percepciones diferentes, o acaso acerca de sus estatutos disímiles de legitimidad". Este estatuto disímil forma parte de la dimensión crítica del libro, que es a menudo social: así es como vemos aparecer y cruzarse en los poemas temáticas recurrentes sobre el conocimiento (y sus limitaciones), sobre la tecnología (y sus fracasos), sobre diferentes modos de opresión o de extractivismo (y su constancia transhistórica). Los saberes, por otro lado, en su variedad y universalidad programática, perturban las perspectivas etnocéntricas o hegemónicas, ya que, cualquiera sea su situación histórica o geopolítica, poseen, per se, su propia "legitimidad".
Por fin, la contratapa termina proponiendo una descripción de corte estadístico de este conjunto tan anómalo, una descripción justificada por la informática y la inteligencia artificial, lo que lleva a contraponer irónicamente la acumulación poética llevada a cabo con la yerta accesibilidad numérica introducida por el llamado giro digital. Cito las estadísticas: "Doscientos cincuenta y cinco poemas, ciento treinta y ocho encabalgamientos abruptos, cuarenta y nueve mil quinientas sesenta y nueve palabras, siete mil novecientas dos estrofas, dieciséis mil doscientos cuarenta y ocho versos". El libro se presenta, a la vez, como acumulación (número de poemas, versos, encabalgamientos) pero afirma al mismo tiempo que se sitúa, ontológicamente, en una esfera ajena al sentido (en la contratapa se advierte que "el sentido suele ser irrelevante para el género poético"). La acumulación apunta a la totalidad pero la poesía la despoja de sentidos trascendentes; así, la totalidad babélica y enciclopédica que se expone no es una totalidad a priori significante.
Algunos comentarios de orden general después de esta breve descripción.
La organización de Lexikón, su ambición generalizante y su tematización histórico-global del conocimiento humano, asocian al libro con modelos y referencias veladas a la tradición americana del libro-inventario que intenta agotar su tema (Whitman, Neruda, Lugones, me comenta Edgardo Dobry) y a otra serie de libros "totales" (como el extraordinario Diccionario jázaro de Milorad Pavi?). El procedimiento actualiza también, lo que es frecuente en Raimondi, la tradición latina, y por ejemplo ese libro de enseñanzas sobre los trabajos del campo que es Las Geórgicas, libro que expone una posición pedagógica (también presente en Ovidio) y que en Virgilio describe la agricultura, la crianza y la apicultura de Italia, o sea que transmite los saberes indispensables para llevar a cabo con éxito esas tareas (esto me lo señala Mariano Sverdloff). En Lexikón es constante y notable el movimiento simultáneo de exposición de protocolos de saber, en una amplia perspectiva que constata las limitaciones, el fracaso, la pérdida de las certezas.
En los poemas hay, incluso, recurrentes episodios sobre un descubrimiento o sobre un funcionamiento, algo del orden de la transmisión (se repiten, en los textos, mini secuencias narrativas que proponen balances, evoluciones, constataciones, fracasos del conocimiento, tanto como del uso y del sentido del lenguaje, con los consabidos malentendidos al respecto). Estamos ante un saber puesto en escena en pequeños relatos sobre la evolución de la ciencia, que toman la forma de interrogantes suscitados por las experimentaciones, excepciones y paradojas de la historia del saber. Porque ese saber no es abstracto, pasa por la observación, el experimento, la confrontación con sus valores paradójicos; se lo exhibe y se lo desestabiliza al mismo tiempo.
La pedagogía, el saber verificable, la referencia erudita no alcanzan, o sirven para señalar un vacío, que es también el de la historia. Después de haber descartado el sentido, como vimos, queda en Lexikón la pregunta por el hiato, el silencio, lo faltante, en los tiempos y acontecimientos evocados y que vienen a significar una ausencia. Los esbozos narrativos en los poemas acentúan el horizonte de ese gran relato perdido, aquél de toda la cultura y de todo el devenir humano. Si el archivo puede entenderse como cierta organización de trazas del pasado en el presente y como una forma de volver legible y operativo ese material (o sea de interpretarlo), el libro de Raimondi propone una fantasía, con ribetes legendarios, de un archivo sistemático pero entrecruzado, bastardo, desjerarquizado, fabulado. El archivo como sueño de la razón y no como testamento que distribuye el legado de tesoros y precisa su ubicación.
El archivo, así expuesto y deformado, supera la dicotomía habitual del saber moderno. En esa dicotomía tenemos, por un lado, la creencia enciclopédica en una acumulación performativa que permitiría acceder al dominio del saber humano y a su utilización en el devenir de las sociedades, necesariamente luminoso; por el otro, la constatación de que lo se busca en el saber es inalcanzable, y que por lo tanto la acumulación de archivos (o de bibliotecas totales) no protege de un destino mortuorio y de una percepción melancólica del universo. No: ni adhesión positiva al saber, a la tecnología, a la industria (sobre todo no a esta última, ya que su mención o representación es una de las líneas temáticas indiscutiblemente políticas del libro), pero tampoco pesadumbre gozosa por un sentido fuera de alcance. La razón deriva en una voz mágica, en poesía, en oráculo: "No es paradójico que el avance de la lógica / devenga tendencia oracular", leemos en "Kritik". El dispositivo de Raimondi expone los dos polos de esta dicotomía, pero inscribiéndolos en lo que podría denominarse un deseo de saber, una utopía hecha de dinámica hacia el saber, sin establecer triunfos ni decepciones al final del proceso. Leemos en “Àgalma” (a la vez estatua y objeto lacaniano de deseo):
el milagro no es un acontecimiento común
aunque se vaya con candor a la búsqueda
de plenitud, esa tracción benéfica o no
¡ah, no, no se sabe! siempre será parcial.
Ahora bien, las encrucijadas en pos de algún saber se combinan con las dificultades para situar y acceder a la palabra poética. El archivo, publicado o imitado, significa lo inacabado, lo disperso, que se almacena pero que todavía no cuaja en una forma o en una intriga. Se escribe desde la acumulación pero problematizándola, esbozándola, desviándola. En la amplitud de períodos, culturas, saberes citados, constantemente se plantea la pregunta por la palabra poética o por la continuidad de una poesía en la que se integran saberes positivos, mecánicos, cotidianos.
¿Pero entonces, en qué quedamos? ¿Hay totalidad o no, hay sentido o no? Creo que para dar una visión fehaciente del libro sería útil agregar otro aglutinador, otro elemento que estructura y le da coherencia al conjunto y que es el ritmo, o sea los contrapuntos entre elementos heterogéneos que terminan rimando entre sí o produciendo alternancias, ecos y choques imprevisibles. La cuestión del ritmo (de las "rimas" culturales, las yuxtaposiciones inesperadas, las combinaciones chirriantes) viene a reemplazar el abandono del terreno del sentido. El saber es poético porque es rítmico. Raimondi crea una nueva cadencia para nuestra época, haciendo sonar otras cosas, otros cruces. Porque una de las encrucijadas planteadas una y otra vez es la de la búsqueda de modos actuales de decir la tradición. Es lo que plantea en el poema "Uso" que pone en abismo la escritura del libro y la voluntad de "disponer al menos de la chance de imaginar / que otros fraseos serían en breve necesarios".
"Otros fraseos" necesarios: este archivo de múltiples pasados y de culturas heterogéneas también está, una vez más, intentando ampliar, desde el hoy, las gestas pasadas de la vanguardia, o sea ampliar las fronteras de lo literario, en particular las del lenguaje que puede o no ser considerado literario: la herramienta para lograrlo es el procedimiento diccionario. O al menos ése el objetivo, quizás ilusorio, tal cual se lo afirma también en "Uso":
Y momentos para volver a definir cada palabra
en la soledad anónima de la propia casa
mientras afuera se modula una repetición.
Y más lejos, dicho de otra manera:
Su tarea consistió en reemplazar el diccionario real.
Quizás la energía para encararlo tuviera como reto
alejarse del círculo vicioso de la tautología.
La utopía no es entonces la de sintetizar, transmitir, volver operativo el saber y la tradición en sí mismos, sino la de redefinir las herramientas de la palabra humana, imaginar otros fraseos, evitar tautologías y repeticiones.
En esto, como sucede una y otra vez en la literatura contemporánea, se percibe la tensión, fértil, entre ímpetus vanguardistas y tradicionalismos reivindicados. Leemos en "Versuch" (intento o intentar en alemán):
Todavía no se han calibrado lo suficiente
las bondades de lo indeterminado.
(…) El pasado está pleno de asuntos por descubrir.
¡Hay que comenzar de nuevo cada vez!
Y en "CAREM", cuyo título remite a un reactor nuclear (así denominado en un proyecto argentino de central de baja potencia): "Todos los futuros tienen su dosis de antigüedad." Se trata entonces de comenzar de nuevo para poder continuar, y al hacerlo retomar desde los orígenes la pregunta por el saber, por lo real, por la técnica, por el sentido del devenir humano, pero defendiendo el valor de lo indeterminado.
Para terminar, cito un poema entero, uno que lleva un título en ruso que puede traducirse como "Géneros de discurso", que se refiere a la posibilidad de escribir y a la situación del propio proyecto de libro:
Por supuesto todo esto no tiene que ver con los versos
estrictos que puedan leer acá o allá sino con un ámbito
mucho más amplio y abstracto donde como en un cielo
pleno en engaños contiendas asesinatos alianzas estrategias
destinadas finalmente a disputar los destinos de cada día
sobre una sociedad que ya no cree en semejante mitología
entablan relaciones con otras versiones de su mismo género
y se aproximan o alejan de otros por ejemplo los narrativos
considerados ahora inapropiados en su aptitud para definir
las escalas en las que sería más o menos posible decir algo
La respuesta a la consabida constatación de que "todo está escrito" y a la de la expresión imposible se superpone con "engaños contiendas asesinatos alianzas estrategias", en una sociedad "que ya no cree en semejante mitología". Lexikón se refiere a la vez a una actualidad acuciante, a la evolución simultánea de la técnica y de la poesía, pero también a resabios, restos, memorias, tradiciones, que se reinventan, sorprendentemente, en esta discreta, mesiánica, extraordinaria serie de poemas.
Valga un juicio arbitrario para terminar. En su elogiosa reseña, Juan Cárdenas considera que uno tendría ganas de decir que éste es un libro necesario, fundamental y sin embargo, cauteloso, el colombiano prefiere esperar a ver qué dice el tiempo y limitarse por ahora a disfrutarlo. Más impaciente, más imprudente, mis ganas son las de decir que Lexikón, en tanto que libro imposible, es uno de los grandes libros de una literatura como la argentina en la que las obras "extrañas" abundan.
(Actualización septiembre – noviembre 2023/ BazarAmericano)