diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Del error, virtud: lectura de Florentino Ameghino
Los argentinos vienen de los peces. Ensayo de filogenia nacional, de Irina Podgorny, Rosario: Beatriz Viterbo, 2021.

En 1874, el joven genovés Florentino Ameghino golpea las puertas del despacho de Hermann Burmeister, director del Museo Público de la Provincia de Buenos Aires. Viene a mostrarle el ejemplar de un bagre que encontró a orillas del río Luján al que ha llamado Typupiscis lujanensis. Sin interés, Burmeister lo invita a retirarse. En ese encuentro frustrado se fija el punto de origen de un largo derrotero de nomenclaturas, cartas, viajes, expediciones, libros, que décadas más tarde convertirán la fama del joven Ameghino en la del sabio nacional. En Los argentinos vienen de los peces, Irina Podgorny transita los recovecos de esa historia.

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En la primera parte del libro, la autora trabaja sobre el episodio con Burmeister y las primeras aventuras bágricas de Ameghino –y de Argentina, entonces–: “Para algo sirve la desgracia; si cuando me presenté al Dr. Burmeister, él hubiera examinado el humilde fruto de mis desvelos de aficionado, yo habría quedado satisfecho, ya no me habría ocupado de tales objetos, y sería hoy un humilde maestro de escuela. Pero la incredulidad e indiferencia que encontré hirieron mi amor propio, me obligaron a estudiar y a buscar medios de buscar nuevos materiales”. En la segunda, el discurso ictiológico (es decir, del estudio de los peces), domina la escritura en un vaivén de citas de autoridad, equívocos, nomenclaturas: adentrarse en esas páginas es similar, desde el desconocimiento, a entrar en una extrañeza verbal e hipnótica. En la tercera y última, Podgorny sintetiza, tras la muerte de Burmeister,  cómo el bagre se transforma en la piedra de toque de una obra naturalista de dimensiones colosales, cuyos ecos se extienden hasta bien entrado el siglo XX. A pesar de esta organización bien marcada, las tres partes conversan y se retoman entre sí, y la autora, a modo de collage, hace dialogar su prosa con recortes periodísticos, epístolas, cladogramas, discursos oficiales, fotografías de Adriana Miranda y Pedro Annaratone, detalles escondidos en archivos remotos. De ese modo, la obra se hibrida, encuentra una potencia en las fisuras genéricas. Mientras avanzábamos en la lectura nos preguntábamos por la naturaleza de este libro: además de un ensayo de filogenia nacional, ¿es un ensayo literario? ¿un ensayo histórico? ¿una crónica? Por esta indefinición es, como propone Gustavo Politis, un texto iconoclasta.

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(Typupiscis quequenensis. Primeros años de los 2000. Estación Quequén. En un patio, sin motivos ictiológicos aparentes, un bagre nada en una pelopincho a medio llenar. Solamente recorre los bordes, nunca pasa por el medio. Las dos chicas de la casa se admiran de su fealdad, de su color, se divierten mirándolo. Con los días, el agua se turba cada vez más, las chicas pierden el entusiasmo y se olvidan de él. Alguien dice que lo devuelvan al río. Alguien propone comerlo. Alguien responde que no, que tiene gusto a barro. Veinte años después nadie recuerda cómo terminó la historia).

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Hacia 1910, Ameghino ya había propuesto a la antropología nacional e internacional el origen pampeano del hombre. Murió un año más tarde con esta teoría derrotada por las críticas desgarradoras de Alex Hrdlicka, que sostuvo que América fue poblada por grupos que llegaron al continente desde Asia cruzando el Estrecho de Bering. Tras su muerte en 1911, no sólo cayó su gran hipótesis, sino también el campo de estudio sobre el poblamiento americano en Argentina. A partir de este embate final, es fácil incurrir en una crítica al modelo ameghiniano, lo que deviene en considerar sus errores de interpretación por encima de los aportes que, desde décadas atrás, venía realizando a la ciencia nacional. En Los argentinos vienen de los peces, Irina Podgorny encuentra un motor de avance en esas grandes y pequeñas derrotas: hace del error virtud. Este Ameghino es un hombre al que se le quita el mote pulido y pesado del sabio nacional. Desde las revisiones del siglo XXI, la autora crea una imagen humana de aquel que, en el siglo pasado, fue monumento, club, ciudad, museo. Podgorny pone de manifiesto las equivocaciones inconscientes e intencionales de Ameghino, sus mentiras deliberadas, su picardía, sus agachadas, y retoma sus errores no para condenarlo, sino para  abrirle camino: “Creador de especies. Pastor de fósiles. El hijo de inmigrantes y de la escuela pública. El postergado, el genio, el autodidacta. La voz de la nueva Argentina, la ciencia, el materialismo nacional. La lucha contra la oscuridad, los curas, la mentira. Salido del fango, estaba destinado a bosquejar una filogenia nacional”.

 

(Actualización agosto – septiembre 2022/ BazarAmericano)

 




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646