diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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En el año 2017 se abrió, por primera vez, el Concurso Nacional de Poesía EMR. El resultado arroja catorce libros de autoxs nacidos entre 1963 y 1996 en distintos puntos del país.* La novedad es que hacia fines de ese mismo año se publicaron los cuatro primeros premios y en 2018, las diez menciones. Ante esta decisión de la editorial, BazarAmericano decidió reseñar todos los títulos para mantener de alguna manera el efecto unitario y a la vez masivo, y le propuso unas preguntas a Oscar Taborda, Daniel García Helder y Juan Manuel Alonso.
BA- La Editorial Municipal de Rosario (EMR) posee distintos premios: el municipal de novela Manuel Musto, el regional de nouvelles, el municipal de fotografía, los de historieta –el de fanzines pero también los de historieta LGBTI y TRANS–, el de cuento infantil y el municipal de poesía Felipe Aldana, entre otros. Este último tuvo su primer llamado en el año 1996, en tanto en 1995 se había iniciado bajo el nombre Manuel Musto. Nos interesa particularmente ese pasaje de lo municipal o incluso lo regional, específicamente en el género poesía, a lo nacional. ¿Cómo se gestó este desplazamiento?
EMR- Siempre pensamos que el contexto “natural” de los libros de la Colección Aldana de poesía es el nacional, pero si bien algunos títulos tuvieron cierta circulación fuera de Rosario el carácter municipal del concurso jugó más bien en contra de esa tendencia. Con esto in mente, nos pareció que podíamos aprovechar el 25 aniversario de la creación de la EMR para lanzar un concurso nacional de poesía. Una de las intenciones explícitas es que esta ampliación territorial de la convocatoria contribuya a instalar la colección en ese contexto natural, o si se quiere ideal, ensanchando el campo de lectura posible para los autores locales y a la vez poniendo al alcance de los lectores de Rosario una serie de obras de poetas de otras ciudades y provincias. Una suerte de trasvasamiento de públicos y obras que creemos ya empezó a producirse, aunque va a llevar más tiempo hasta que se haga realmente efectivo. Podemos tomar algunos hechos como indicativos de este proceso, por ejemplo este año se presentaron seis de los nuevos libros de la Colección Aldana en el Festival Internacional de Literatura de Tucumán: los de Carlos Ríos y Eric Schierloh que son de La Plata, Florencia Méttola de Tucumán, Fernanda Mugica de Mar del Plata, Georgina Grasso de Rosario y Cristhian Monti de La Paz, Entre Ríos. Y el año pasado la gente de Malisia había organizado en La Plata la presentación de los libros de los autores locales, Julia Cisneros, Matías Esteban y Eric Schierloh, e invitaron a Anaclara Pugliese, de Rosario. También el año pasado vinieron al Festival Internacional de Poesía de Rosario Florencia Méttola, Eric Schierloh, Carlos Ríos, Gustavo Sánchez de San Juan y Julia Cisneros, que si bien es de Córdoba vive en La Plata. Este año van a venir al Festival Fernanda Mugica y Guillermo Antich de Mendoza. Por otro lado, hicimos acá una presentación en la Librería Laguna de los libros de Anaclara Pugliese, Pablo Bilsky y Georgina Grasso, que son de Rosario, y lo invitamos a Jonás Gómez, de Buenos Aires. Estos desplazamientos interprovinciales de los autores de la Colección Aldana, además de demostrar la ubicuidad de Eric Schierloh, esperamos que despierten cierta atención de los lectores argentinos no solo por los catorce libros de esta camada sino también por los que se vienen publicando desde 1997, entre los que figuran títulos de Beatriz Vignoli, Sonia Scarabelli, Gabriela Saccone, Patricia Suárez, Marcelo Rizzi, Francisco Garamona, Leandro Llull, Manuela Suárez, Daiana Henderson, Bernardo Orge, Julia Enriquez, Cleffa Takahashi, etc.
BA- Se presentaron al Primer Premio Nacional de Poesía EMR 1358 libros inéditos. ¿Cómo se resolvió la lectura de todo ese material y qué dificultades enfrentaron?
EMR- Y antes, ¿cómo conseguimos que se presentaran tantos libros? Aparte del alcance que tuvo la difusión de las bases, cosa en la que trabajamos mucho, la clave estuvo en la plataforma on-line que implementamos para que se pudieran enviar las obras sin recurrir a las fotocopias, el anillado y el correo postal, que es muy costoso, lento e inseguro. Esta suerte de buzón virtual, que nuestro desarrollador web, Hernán Chinellato, diseñó a la medida de una convocatoria nacional masiva y de acuerdo a nuestros requerimientos, no solo facilita exponencialmente la participación en el concurso desde cualquier punto del planeta sino que permite, según una plantilla muy clara, que el jurado tenga a su disposición para la lectura la totalidad de las obras participantes al mismo tiempo que las preseleccionadas por nosotros, que fueron unas 140, es decir un 10 % del corpus total. Las dificultades que encontramos fueron las inherentes a tener que discernir cuestiones de calidad entre semejante cantidad de obras y en un lapso de tiempo bastante breve. La dificultad práctica más notoria fue la de hacerles llegar a los jurados las obras enviadas por correo postal, que de todos modos no fueron muchas; optamos por escanearlas y subirlas a la misma plataforma de las restantes.
BA- En las bases del concurso se consignaba que el jurado otorgaría dos premios con publicación y además tenía la facultad de “conceder menciones con recomendación de publicación”. ¿En qué momento y por qué se toma la decisión de otorgar cuatro premios en vez de dos y de publicar las diez menciones en vez de solamente recomendarlas? ¿Se trata de una decisión política, en tanto políticas de publicación y promoción de la lectura de poesía? ¿Reconocen algún antecedente de un premio literario que publique en simultáneo tantos premios y menciones?
EMR- Los concursos son casi los únicos medios que tiene la Editorial Municipal de publicar obras contemporáneas de autores vivos, por eso tratamos de aprovecharlos al máximo. Son como períodos de ventana, que una vez que se cierran nos impiden publicar obras que nos gustan. La metodología podría describirse así: se fija un mínimo, que puede ser uno o dos premios, que a su vez pueden ser compartidos, eso depende más bien del jurado; luego, las obras que en el juego de las lecturas y discusiones entre los miembros del jurado van quedando en condición de finalistas, pueden pasar a ser menciones con o sin recomendación de publicación; a partir de esta serie tratamos de diseñar un plan de edición acorde al presupuesto y a los tiempos de producción, siempre contando con las opiniones del jurado. En el caso del Primer Concurso Nacional de Poesía, vimos la posibilidad de publicar no solo las obras ganadoras sino la totalidad de las mencionadas, quién sabe cuándo tendríamos de nuevo la chance de publicar al mismo tiempo autores de tantas provincias diferentes y enriquecer así nuestro catálogo.
BA- ¿Consideran que estos catorce libros arman una colección con identidad propia o se integran más allá del concurso al catálogo de poesía de la EMR? Si estos títulos pueden leerse como un mapeo o una muestra de la poesía más reciente que se está escribiendo en Argentina, ¿es posible señalar algunas características más allá de la emergencia formal que los reúne a partir de un certamen nacional?
EMR- Más bien nos gustaría pensar, como un poco ya dijimos en la primera respuesta, que estos catorce títulos se integran a los títulos preexistentes de la Colección Aldana, y viceversa; de hecho, en la lista completa que incluimos en la solapa de los libros no se diferencian premios municipales de nacionales, de modo que se podría hablar de cierto efecto arrastre de unos hacia otros, como si los premios municipales de los anteriores concursos de golpe se nacionalizaran y estos del concurso nacional tuvieran un devenir rosarino; este efecto se vuelve más interesante, desde la perspectiva del público local, en obras cuya topografía de referencia puede ser tan extraña a nuestro medio como la de Pedregal del sanjuanino Gustavo Sánchez, la de Crónicas de un pueblo al lado de la laguna del bonaerense M. Esteban o incluso la de Del príncipe azul al hombre invisible en una semana del porteño Martín Zícari, que vive desde hace un tiempo en Bélgica. Respondiendo a lo del mapeo, en cierta medida creemos que sí, este lote de catorce libros (aproximadamente el 1% de las obras concursantes) podría verse como una suerte de transecta sinuosa o dispositivo de observación que daría cuenta de algunas de las variedades que coexisten en el panorama de la poesía argentina actual.
*El Concurso premió catorce libros. El primero y segundo premio fueron compartidos y se otorgaron diez menciones de igual jerarquía. Primer premio: Un shock póstumo, de Carlos Ríos (Santa Teresita, Buenos Aires, 1967) y La sombra de las nubes, de Anaclara Pugliese (Arroyo Seco, Santa Fe, 1989). Segundo premio: Variaciones sobre cerrar los ojos, de Eric Schierloh (La Plata, Buenos Aires, 1981) y Ejercicio de estilo, de Julia Cisneros (Río Cuarto, Córdoba, 1988). Menciones: Sfruttatori, de Pablo Bilsky (Rosario, Santa Fe, 1963); Crónicas de un pueblo al lado de la laguna, de Matías Esteban (Doce de Octubre, Buenos Aires, 1976); Una percepción binaria del color, de Jonás Gómez (Buenos Aires, 1977); Los ñorse, de Cristhian Monti (La Paz, Entre Ríos, 1978); Deseo y decepción, de Florencia Méttola (San Miguel de Tucumán, 1981); Pedregal, de Gustavo Sánchez (San Juan, 1984); La cautiva, de Guillermo Antich (Mendoza, 1985); Un billete de mil australes encontrado en un libro de Carl Sagan, de Fernanda Mugica (Mar del Plata, Buenos Aires, 1987); Del príncipe azul al hombre invisible en una semana, de Martín Zícari (Buenos Aires, 1989); Vos y yo, de Georgina Grasso (Rosario, Santa Fe, 1996).
(Actualización septiembre - octubre 2018/ BazarAmericano)