diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90

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Colaboran en este número

Matías Moscardi
/  Osvaldo Aguirre

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Julio Schvartzman
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Columnas & calumnias
Altamirano & el Control del Recuerdo

Hace ya algunos meses salió de imprenta el libro Conversaciones con Carlos Altamirano del historiador Gabriel Salazar. Con ironía cansina Altamirano sintetiza la batalla de su memoria para descomponer la caricatura que le erigiera –en palabras de él– “la derecha mercurial y parlamentaria” y el “seudohistoriador Gonzalo Vial Correa en su ‘tribunal’ de La Segunda”: “yo he sido el ‘provocador’ por excelencia, el que redactó los acuerdos socialistas de Linares y Chillán, el que le hizo la vida imposible a Allende, el que complotó con la patria con tres marineros, el que pronunció el discurso del 9 de septiembre de 1973 que ‘provocó’ el Golpe de Estado al día subsiguiente…”. Asertos abreviados que a través de 600 páginas Altamirano desconstruye “rememorando en compañía” del historiador Gabriel Salazar y edificando, a través de ellas, una “contramemoria” que acentúa la intelección crítica de la experiencia y la praxis histórica, más que el mero testimonio, alegato o justificación retórica. Desde un balance reflexivo del cambio civilizatorio contemporáneo, pasando por la introspección de sus ancestros oligárquicos, los orígenes de los movimientos populares en América Latina en el siglo XX y los fundadores de los partidos de izquierda en Chile; hasta llegar a un análisis exhaustivo de la figura de Salvador Allende, la Unidad Popular, el neoliberalismo y las crisis financiera global, Altamirano queda expuesto a su propia faz identitaria, la de un intelectual que devino en político transformándose, a su pesar –y al de muchos–, en la encarnación narrativa de una tragedia. Se comprenderá entonces que la profundidad y amplitud de esta obra dialógica excede la espuma del cotorreo –habituales en las hagiografías de burócratas, uniformadillos y políticos apellidados– que se detienen en las “ocurrencias” para reducir los procesos históricos sociales a un puñado de anécdotas. Para el oportunismo político –perpetuamente coyuntural–, los planteamientos de Altamirano plasmados aquí movieron las aguas del resquemor. La dialéctica biográfica de Altamirano hasta antes de este libro apareció opaca o inexplicable. De la radicalidad discursiva –galanteo ideológico con la vía armada para la consecución del socialismo– y su postura a favor de una contraofensiva militar para sostener al gobierno de la UP –“el golpe no se detiene con diálogos”–, el sujeto muta a partir de su experiencia en el exilio como el heredero político de Allende, en un “eurocomunista”, más ligado a la socialdemocracia que a los socialismos reales (llegó a ser el proclamador oficial de Felipe González a la presidencia de España en 1981). Así, aunque comienza su deambular en Cuba y se radica en la ex RDA, emigra finalmente a Francia. Ya a fines de los 70’ y en plena Alemania Oriental, Altamirano gatilla un sisma en el Partido Socialista, erigiéndose como el artífice de su “renovación” y liderando aquella facción que se distanciará del marxismo-leninismo ortodoxo; la dictadura del proletariado como fase interminable de los socialismos reales, las rémoras del estalinismo y la filiación del Partido a la estrategia de la Internacional Comunista y la URSS. Todo ello teniendo como colofón –ya en los 90’– el radical cuestionamiento a un Partido Socialista entregado al neoliberalismo: “Escalona ha tratado de sostener sobre sus espaldas, con fe de carbonero, el modelo neoliberal y la globalización completa… en una actitud de servilismo verdaderamente titánico”. De esta forma, vuelve, como antaño, a polemizar e irritar políticamente a sus aliados y adversarios, en la agonística del librepensador. Situado en la paradoja de ser el responsable que sembró la semilla de esta “renovación” del Partido, espeta: “La ‘renovación’ no pretendía eso, sino otra cosa (…). Lo que esos socialistas han hecho no es ‘renovación’, ni siquiera socialismo, sino lisa y llanamente ‘traición’”.
Más allá y de manera recursiva, la figura de Altamirano se descentra, desplazándose, por ejemplo, hacia una intelección teórico-política de las transformaciones ideológicas de la izquierda o un perfil complejo de la figura de Allende, a mi juicio, original e inédito en contraste con las ya conocidas del ex presidente. Debido a ello, parece evidente que Conversaciones con Carlos Altamirano es un recorrido por las anomalías y puntos de fuga del pasado reciente de Chile que se comprenden, precisamente, a través de las cadenas de experiencias de un sujeto situado en el vórtice de esos puntos de fuga. De ahí la atención estratégica de Salazar –desde el punto de vista científico social– por la vida “pensada” de Altamirano. En su experimentalidad (no es un mero libro de entrevistas, ni sólo una autobiografía o unas memorias edificantes), la obra se ubica teóricamente en aquel lugar inmejorable de quienes abordan la perspectiva biográfica como método y fundamento epistemológico de la investigación social: relativizar las “prisiones” explicativas de las estructuras económicas, sociales y políticas –en la que los sujetos no tendrían posibilidades ni de discernimiento, ni de agencia autónoma– para dar cuenta del comportamiento sociocultural y la subjetividad de la praxis histórica. Y es precisamente lo que logra: revelar a un sujeto estructurado por las grandes determinantes sociohistóricas pero, simultáneamente, estructurador de las mismas. Consecuentemente, el libro nos lleva a una reflexión mayor en directa relación con la “agencia” del sujeto, ya no sólo como actor social, sino como “autor social” y su incidencia en la escritura y reescritura del devenir histórico a través de la memoria individual y colectiva. Si la memoria colectiva es refugio, atalaya y reservorio para corregir, acicalar o incordiar a la Historia, la memoria individual/biográfica no es escudo, sino cuerpo: la responsable de desbrozar, abrir y herir al descampado el “control del recuerdo” impuesto por la historia. Por ello, gran parte de Conversaciones… tiene ese pulso y ese empeño: enmendar el recuerdo institucionalizado y enfatizar la pluralidad –y combates– de las memorias sobre sujetos y procesos críticos de la historia de nuestro país.

 

(Actualización julio-agosto 2012 / BazarAmericano)




9 de julio 5769 - Mar del Plata - Buenos Aires
ISSN 2314-1646