diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Porque no tengo Instagram
En esta historia que mañana desaparecerá se ve el escenario y la orquesta. El director está diciendo con sus manos que este movimiento es suave. La cantante se acaba de sentar, acomodándose la ropa sobre sus hombros. En la esquina superior derecha, los percusionistas están en calma, mirando el suelo. El arpa suena en mi nuca y el agudo de los violines en mis córneas. Al centro de la foto los bronces empiezan a hacer vibrar mis cavidades nasales. El arreglo floral al pie del director es de papel color madera, y cuando la batuta se eleva y clava como un ave marina el tambor suena con cuerpo. Si tuviera Instagram podría etiquetar al violinista amigo de Belén y a Luis, mi compañero de esgrima, en el contrabajo, pero solo puedo describir la foto en la que mi vecino toma agua de una botella y que me recuerda que cuando termine la tesis debo retomar mis estudios de trompeta.
Hashtag: ochenta artistas en el escenario y una pantalla de subtítulos que dice “sabrosas verduras de todo tipo crecen en el jardín del cielo” y cuando se hace silencio el público aplaude y todos somos felices.
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Porque no tengo Instagram
En esta historia que mañana desaparecerá se ve un video del segundo aguará guazú reinsertado en Santa Fe. La puerta abierta de la jaula está detrás y tarda en darse cuenta de que es libre porque se queda mirando cómo los tres hombres de la Policía Ecológica se alejan. Al girar, salir y desplegar toda su altura, como de otro tiempo, de otro tempo, de otra temporalidad, en lugar de correr se va cansado, dándonos la espalda a todos, a mí también, que miro el video, con actitud de “y ahora qué otra mierda me depara el destino?”.
Hashtag: un pequeño humedal, algunos árboles de fondo, el pasto cortito y yo que te creía extinto.
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Porque no tengo Instagram
En esta historia que mañana desaparecerá se ve el blanco a cincuenta metros y más atrás el bosque. Para recoger las flechas hay que caminar sobre florcitas amarillas que ayer, con la llovizna, se cerraban y hoy cuando voy me miran y cuando regreso me dan la espalda. En los pastizales junto al paraflechas algo se mueve, escondido, y no sé si observa o hace también su rutina: buscar, acomodar, recoger. ¿Juega lo que sea que hace ruido al costado de mis flechas? ¿Juega el sapito que hizo su hueco en la línea de tiro y se asoma cuando trato de mantener el brazo firme, el cuerpo firme, la respiración contenida, la mira tocando con el ojo el color amarillo a media cuadra? El sol a veces da sobre el blanco y las flechas hacen sombras alargadas, hacia el oeste, hacia abajo, hacia el este. A veces da sobre mis pestañas.
Hashtag: los cactus quietos y las telas brillantes de las arañas moviéndose en el aire.
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Porque no tengo Instagram
En esta historia que mañana desaparecerá se ve mi cara tomada por la cámara frontal del teléfono porque no hay nadie más para sacar la foto. Sonriendo al ojo negro que chupa los colores de la luz, rodeado el contorno de lo que se llama un cuerpo, los objetos difusos hacen una especie de ruido en el silencio, como de papel de diario arrugado. Si hubiese habido alguien para sostener la cámara, si se hubiera usado entonces la cámara buena del teléfono, la que ve detalles y definiciones, se podría hacer un acercamiento brutal a mi rostro y encontrar que se parece a una cantera fangosa por cuyas paredes suben y bajan personas cargando cosas. En el centro, a una distancia que no se conoce, una pequeñísima vibración sobre un charco de agua turbia, parecida a un nocturno de Chopin.
Hashtag: pero bajo el agua un bosque.
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Porque no tengo Instagram
En esta historia que mañana desaparecerá se ve la sábana azul en la que tuve envuelta en mis brazos, a la madrugada, a Leila María. A la madrugada, mientras le preguntaba si quería irse ya o prefería quedarse. A las cinco de la mañana, con el sol demorado todavía, mientras le decía “acá estoy, vaguita”. No se ve en la foto (nunca se ve) el rostro. Solo una sábana azul para que Leili no tuviera frío mientras miraba no sé qué que vio antes de su última bocanada. No era yo. A mí me miró antes, mi boca cerca diciéndole con el sol todavía sin llegar “acá estoy, vaguita hermosa”.
Hashtag: un huequito es un huequito no importa el tamaño, y alrededor arroz y una casa que construí rodeándote.
(Actualización mayo – julio 2023/ BazarAmericano)