diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Salgo a caminar por Nordvest. A diez minutos llego a la Estación de Trenes por donde doblo para ir al barrio de las prostituas y los drogadictos, ahí, detrás de la Estación Central, cerca del Mercado de Carnes.
La zona ahora tiene galerías de arte entre las carnicerías así que veo modernos que vienen y van.
Mucho del arte visual es más bien preciosista, estéticamente cuidado, estudiado y trabajado. A veces viajes lisérgicos, otras veces estudios profundos y profesionales. Formas vacías, surrealismo. Las calles llenas de grafitis de calidad. Aunque predomina lo estético, se escuchan intenciones sobre lo ético que prontamente serían mayoría.
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Salgo en bicicleta. Estoy en Copenague, en Dinamarca. Llevo notas, escribo.
Voy a la Biblioteca Real en donde tienen expuesto entre otros libros antiguos el ejemplar de El primer nueva corónica y buen gobierno (terminado en 1615 y enmendado en 1616), de Guaman Poma de Ayala.
Es el manuscrito, la obra original. Al parecer Guaman Poma no consiguió editor y solo trescientos años después el libro sería impreso. Rolena Adorno ha estudiado su obra y toda la información está disponible en la página web de la Biblioteca.
Guaman Poma escribiría un clásico, una expresión Inca, una obra insuperable que increíblemente llegaría hasta hoy. Escribió lo que iba a ser o quedar solo como experiencia, esa forma del silencio, práctica mística no escrita y posible futuro.
El libro en sí sería una autoedición, un libro de autor finalmente encontrado en la biblioteca de un embajador danés en España que obsequió el manuscrito al rey del momento. Ya en 1784-86 el libro estaría en este lugar.
Es una magia tener la posibilidad de leer este libro.
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Los barrios, los complejos habitacionales, algunos, vistos desde arriba parecen viejas runas y la ciudad un gran mensaje vikingo a los cielos, lecturas misteriosas tipo:
YYYYY IIHHII
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No hay perros callejeros, bandas de amigos perros en las esquinas o caminando libres o en equipo por una calle de tierra. Acá los perros esperan junto a sus dueños en las esquinas e incluso a veces visten igual.
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Veo a Margarett Atwood. Al final de la conversación lee un poema casi marcando el ritmo con la mano. El público queda estupefacto. La poesía eleva el lugar. Hacía unos minutos había leído fragmentos de la novela que venía a presentar y aunque el tono fue diferente, la voz era la misma solo que ahora la palabra era pausada por el verso.
Estoy en el Museo de Luisiana, voy a ver el primer día del Festival de Literatura que organiza este Museo en donde siempre hay luminarias, vanguardias y clásicos.
Sjón, por ejemplo, presentaba su última novela corta. Habló de Islandia, en donde vive, en Reikjavic, en una casa que está cerca de la urbe y en otra cuya ventana da al Océano Atlántico, todo visto desde cerca del Artico, en donde ve grandes pedazos de hielo llegar hasta los polos. Su nuevo personaje es un fanático del cine en Islandia, lejos, allá. Sjón es poeta, novelista, escribió guiones y compuso letras junto a Björk.
Al final de aquel día volví en tren pensando en cualquiera, como se dice: en mi país, dónde bajarme, encuentros.
(Actualización septiembre – octubre 2014/ BazarAmericano)