Galería de: Alberto Passolini
Alberto Passolini nació en San Fernando, provincia de Buenos Aires, en 1968, y es autodidacta. Actualmente vive y trabaja en Tucumán.
Ha participado en numerosas muestras colectivas, en Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca y otras ciudades del país. Entre sus últimas muestras individuales se encuentran: Señorito Rico, en la galería Zabaleta Lab (Buenos Aires, 2008), Malona!, en el Museo Latinoamericano de Buenos Aires, Malba, (2010) y Unicornios y Federales, en la galería Vasari (Buenos Aires, 2013).
Entre otras distinciones, ha obtenido la Beca del Fondo Nacional de las Artes (subsidio a la creación artística) en 2002; el segundo premio ArteBA-Petrobras, edición 2004 y el premio Nacional de Pintura UADE 2008.
En el título de un álbum de 1985 (y realmente en toda su obra) Frank Zappa nos preguntaba: “Does humor belong in music?”. Alberto Passolini nos enfrenta a una pregunta similar en el campo del arte, “¿Hay lugar para el humor en la pintura?”, y por el mismo movimiento a través del cual nos interroga, se responde despejando todas las dudas. Porque obviamente hay humor, y mucho, en la excelente pintura de Passolini, en esas versiones, preciosistas y a la vez corrosivas, de célebres y solemnes cuadros del siglo XIX (ese siglo tan amado por la historiografía local). Interpretaciones paródicas -que deben tanto al lenguaje de la historieta como a El pequeño Pony- de las pinturas de un panteón de artistas, locales como Prilidiano Pueyrredón o Ángel Della Valle, o europeos, como Raymond Monvoisin, Horace Vernet o François-Auguste Biard, pertenecientes al academicismo, al neoclasicismo o al orientalismo, es decir esos estilos del siglo XIX contra cuyo modo de representar –y contra cuya visión del mundo- se alzarían los impresionistas y posimpresionistas, y todo el arte moderno en general.
A veces más de una cita se reúne en la misma obra, como en aquella donde confluyen las referencias a la Ofelia, de John Everett Mills (1852) y al Narciso de John William Waterhouse (1903). En Passolini, la sátira no excluye el homenaje, aunque los opacos óleos y los pesados barnices de las obras originales hayan sido reemplazados por luminosos acrílicos.
En una serie de acuarelas recientes, Passolini, traza con humor y sutileza unas elaboradas filigranas que aluden (y subvierten) al papel tapiz o los diseños de azulejos que decoraban las mansiones burguesas en un siglo que fue también, no lo olvidemos, el de nuestra consolidación como nación.
Recorriendo la estancia, 2008, acrílico sobre tela, 90 x 150 cm
Blow up, 2008, acrílico sobre tela, 150 x 130cm
Blow job, acrílico sobre tela, 2008, 150 x 130 cm
Orgullo herido, 2008, acrílico sobre tela, 150 x 150 cm
Príapo Pueyrredón, 2008, acrílico sobre tela, 178 x 142 cm
Manuelita y el terror, 2009, acrílico sobre tela, 180 x 140 cm
Ophélie et Narcisse – Eau de toilette, 2009, acrílico sobre tela, 60 x 120 cm
Malona!, 2010, acrílico sobre tela, 260 x 450 cm
Malón académico, 2010, acrílico sobre tela, 180 x 260 cm
Malón plain air, 2010, acrílico sobre tela, 220 x 240 cm
Fervor de Buenos Aires, 2011, acrílico sobre tela, 215 x 195cm
Gummingbirds, 2011, acrílico sobre tabla, 80 x 100 cm
Sin título (serie Hombres pelearon), 2012, acrílico sobre madera, 130 x 150 cm
French Can Can, 2014, acrílico sobre tela 200x360 cm
Azulejo unicornio, 2013, acuarela sobre papel, 70 x 70 cm
Ebrios y dormidos, 2013, acurela sobre papel, 150 x 90 cm
Jabón federal, 2013, acuarela sobre papel, 90 x 150cm
La coiffe federal, 2013, acuarela sobre papel, 105 x105cm
Partir volver l, 2013, acuarela sobre papel, 105 x 105cm