Galería de: Sandro Pereira
Sandro Pereira nació en 1974 en la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde vive y trabaja. Cursó la Licenciatura en Artes Plásticas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Expone desde 1995. Desde 2003 a 2005 participó en la Beca Kuitca en el Centro Cultural Ricardo Rojas, Buenos Aires.
Entre sus muestras individuales se encuentran: Como puedes imaginar, Oficina 26 (Rosario, 2018); Nido, Borde Galería (San Miguel de Tucumán, 2017); Niño interior, Galería Cecilia Caballero (C.A.B.A., 2015); Somos todos energía, Borde Galería (San Miguel de Tucumán, 2014); Atlas de lo fragmentado, Teatro Gral. San Martín (C.A.B.A., 2013); Yo en el fondo del mar, Daniel Abate Galería (C.A.B.A., 2010); Porque yo soy otro, Fondo Nacional de las Artes (C.A.B.A., 2007).
De las numerosas muestras colectivas en que ha participado podemos mencionar: Interfaces, Curada por Florencia Battiti y Fernando Farina, Centro Cultural Kirchner (C.A.B.A., 2015); Argentina Hoy, Curadores Franklin Espath Pedroso y Adriana Rosemberg, C.C. Banco Do Brasil (San Pablo y Rio de Janeiro, Brasil, 2009); Vamos, Curadora Sonia Becce, Galería Nueveochenta (Bogota , Colombia, 2009); Lo material no cuenta, Curador Kevin Power, Galeria Distrito cu4tro (Madrid , 2006).
Sus obras se encuentran en destacadas colecciones como el Museo de arte Moderno de Buenos Aires; Museo de cerámica de México; Museo Castagnino + MACRO, Rosario; Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires; Centro Cultural del Bicentenario, Buenos Aires, y en otras colecciones públicas y privadas.
Desde 2016 integra el grupo de performance Los Novios.
Desde el comienzo, desde antes del ya legendario Homenaje al sánguche de milanesa, irónico y tierno monumento del año 2000, los autorretratos se multiplican en la producción de Sandro Pereira. Autorretratos comiendo, como superhéroe, como luchador, enamorado, con amigos, con mascotas. “El gordo soy yo” dice Pereira, pero también, “yo soy otro”. Un yo que se transforma, se diluye y se expande. Se empequeñece como el boxeador o se agiganta como su sombra. Un yo que se funde con la naturaleza y con un íntimo universo tramado por los afectos y la amistad, del que dan cuenta, plenos de humor y sensibilidad, retratos de vecinos, de colegas y de animales. Pereira emplea materiales sencillos, a veces industriales como resinas o cemento, en ocasiones precarios, incluso de descarte: maderitas de cajón de verdulería, alambres, un trozo de gomaespuma… Sus imágenes comulgan con el arte popular, o con la obra de artistas popularmente reconocidos: Botero, Pablo Suárez, Molina Campos.
Si de toda su variada producción tuviese que escoger solo una obra que la represente, tal vez mi elección recaería en Autorretrato soñador. Sobre un muy pequeño trozo de madera rústica de cajón de verdulería, Pereira pinta una escena que condensa toda su estética, realista, tierna e irónica. En un humilde cuarto que nos recuerda el famoso de Van Gogh en Arlés, una gran ventana se abre a un paisaje que podría provenir de una pintura de Munch. Un perro y un gato, fieles compañeros, duermen acompañando el sueño del artista. Una misma, espesa materia conforma el paisaje, la habitación y los personajes. “We are such stuff as dreams are made on”.