Galería de: Irene Banchero
Nació en Buenos Aires en 1955. Ha trabajado como artesana, docente, ilustradora, diseñadora gráfica y web. Como artista se formó en los talleres de Demetrio Urruchúa (1967), Roberto Páez (1979), Roberto Parini (1984-85) y Graciela Hasper (1996-97). Expone tapices, dibujos y pinturas desde 1982 a 1990. En 1996 comienza a trabajar en escultura. En 2003 realiza una residencia de trabajo en Arteleku, San Sebastián, España. Vive y trabaja en Buenos Aires.
Ha expuesto grupal o colectivamente en numerosas ocasiones. Entre ellas: Paparella – Banchero – Parga, Galería Van Riel, Buenos Aires, 2014; Arcos de conexión, Museo de Bellas Artes - Museo de Arte Contemporáneo, Bahía Blanca, 2013, Geometría: Desvíos y desmesuras, Fundación OSDE, Buenos Aires, 2013; Transfrontaliers, Le 10 Neuf, Centre Régional d'Art Contemporain, Montbéliard, Francia, 2010; Blanco, muestra itinerante: Centro Cultural Borges, Buenos Aires, Museo de Arte de Tigre, y Teatro Argentino, La Plata, 2008; Sistema Natural, Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2006.
Entre sus últimas muestras individuales destacamos: Fuente, Fundación OSDE, Buenos Aires, 2014, y Ecuador, Galería Van Riel, Buenos Aires, 2011.
Los Museos de Arte Contemporáneo de Rosario y de Bahía Blanca tienen obra de su autoría.
Si tuviésemos que recurrir a una taxonomía, podríamos adscribir las obras de Irene Banchero (¿objetos, esculturas?) a una suerte de minimalismo exuberante. Una exuberancia que es, al menos, doble. Por un lado, la del color, plano, vivo y brillante en los trabajos de fines de los noventa, más sutil y matizado, pero no menos presente en los más actuales. Por otro lado, la exuberancia del movimiento. Movimiento que está presente desde las primeras obras: ondas, planos generativos, rizomas, y luego trompos, espirales, tornados… La exuberancia es, además, proliferación: las formas parecen estar en un continuo movimiento de autogeneración. Mediante espejos Banchero multiplica el espacio, a veces incluyéndonos, fragmentariamente, dentro de las mismas obras, otras veces generando una nueva obra por la fusión de una pieza y su reflejo.
Sobre la obra de Irene Banchero dijo Gilda Di Crosta: “Fuera del sistema de la escultura, en sus márgenes, (…), esta composición de objetos interroga las certezas perezosas de las concepciones del arte del espacio, de la geometría. En la potencia de este desvío, aparece esta obra inasimilable, descentralizada de cualquier canon genérico; ahí acontece lo irreductible de la creación: la experiencia estética.”