Galería de: Claudia del Río
Claudia del Río nació en Rosario en1957.
Es artista y docente. Enseña en la Universidad Nacional de Rosario.
Expone desde 1984. Fue integrante en 1994-95 del Programa de Clínica de Obra, a cargo de Guillermo Kuitca, Fundación Proa. Participó como tutora y como artista invitada en Trama, Programa independiente de cooperación entre artistas, en 2000 y 2001. Artista invitada del Programa de Encuentros Regionales de Producción y Análisis para Artistas Visuales, organizados por Fundación Antorchas y actualmente en el Programa de Clínicas del Fondo Nacional de las Artes. Curadora de presentaciones de dibujo en diversos espacios institucionales y galerías.
Ha participado de numerosas residencias de artistas, entre ellas las de San Sebastián (España), Ostende (Argentina), Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
Expuso en la Bienal de la Habana, Cuba, 1997 y en 2009 en la Bienal del Mercosul, Artistas en Residencia Porto Alegre, Brasil. En 2011 es invitada a la Bienal de Salto, Uruguay y MDE11, Medellín, Colombia.
Cofundadora, en 2002 del Club del Dibujo, proyecto que aún continúa. En 2007 inicia RUSA, Residencia para Un Solo Artista, en Rosario. En 2012 publica el libro de poemas Litoral y Cocacola en Editorial Iván Rosado. En 2013 publica el libro la Pieza Pizarrón, compilación de las presentaciones de 2006 a 2011 de este dispositivo de dibujo. Actualmente prepara un libro con sus escritos, poemas y ensayos, que saldrá por la Editorial Peter Lang, Londres, UK.
“Yo no tengo nada que decir. Solo que mostrar. No voy a hurtar nada valioso ni me apropiaré de formulaciones ingeniosas. Pero los andrajos, el desecho (die Lumpen, den Abfall): esos no voy a inventariarlos, sino justipreciarlos del único modo posible: usándolos.” Lo dice Walter Benjamin, pero Del Río podría suscribirlo perfectamente. Como el trapero (Lumpensammler), que en el caso de Claudia estaría más cercano a nuestros botelleros o cartoneros, o, más ajustadamente a un Dosensammler (Latero), le da nueva vida (nachleben) a las cosas (y no solo cosas materiales) menospreciadas.
También para ella el principio de trabajo es el montaje. Y el montaje -el collage- es para Claudia contaminación, contagio. Pero un contagio que tiene dos vías y que no es más que otra forma de diálogo. Claudia dialoga todo el tiempo, en su arte como en su vida, con otros artistas, con estudiantes, con la comunidad, con la historia. Poco a poco, de un “arte menor” a otro, Del río va construyendo su mundo, un poco como proceden los niños según Benjamin, relacionando “entre si, de manera nueva y caprichosa, materiales de muy diverso tipo, gracias a estos juegos elaborados con ellos”. Poco a poco, con sus pinturas al óleo sobre papel, que parecen realizadas con el barro arcilloso del Paraná, sus collages con latitas de cocacola recortadas, sus bordados desbordados o sus dibujos que se diría trazados por las patas de una araña, va creando una belleza distinta. Recordemos que la gota que horada la piedra no solo la horada sino que también la decora.