diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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La ruta es de un material más grueso, de piedras blancas, grises, las rotondas como rulos de horror vacui vikingo en el medio de los campos dan tiempo para mirar el destino; las ruedas suenan diferente, la velocidad es otra, siento las distancias más largas según cómo era mientras voy contando.
Hearland Festival 2018
El mensaje de Patti era hacia la juventud, de la fuerza de la juventud, de la comunión del hombre con la naturaleza y la rebeldía ante los gobiernos corruptos ¿Cuánto tiempo puede tardar en entrar ese mensaje en la conciencia de la gente, y sobre todo de esta gente, en este festival, o acaso ya son hombres nuevos? Su misión: promulgar su palabra. Acaso desencantada, quiero decir esperanzada, pedía por una juventud rebelde que cruce las reglas, mejorando a los ancianos, todo estaba un poco ciénaga, signo de los tiempos.
Llegando al castillo de Egeskov una ráfaga de chiquero danés. Después el laberinto, el jardín, la fiesta. Atención con lo escrito, cada palabra leída te esculpe, lector.
En un festival hay un sacrificio de cuerpo y fuerza, dejar cosas y soltar, no ver lo que podría marcar tu vida, ver algo que te transforma en comunión.
En la tercera canción la voz toma vuelo, la poeta es tomada por el canto. Escupe tres veces, es la abuela del punk, al final se saca la campera y desafía, grita ¡vení! estoy lista, se pone en guardia, tira un par de piñas, una patada, ya se enfrentó, lo demuestra para nosotros.
A la primera impresión cada persona era un mundo, aguas profundas, en cada detalle ibas al puerto como Onetti con Esbjer.
Conjetura: ¿a la burguesía le gustan los sonidos oníricos, muros de guitarras encimadas, burguesía o cómo llamo a este público? El rico es entero, Gentofte, no a lo argentino.
Todos se sienten invitados, al segundo día las patas en el arrollo. Lo más alto de la estirpe vikinga, una copa de vino que llega al fondo, sonríe y habla. No te podés esconder de los que tienen estilo porque todos tienen estilo, relacionado al poder adquisitivo, en este caso, y conservador como la vieja Europa.
A los recitales de lejos los siento como un latido. La expresión de alguien, la gente acompañando y acumulando la energía en la tierra. Hay un vacío entre el espíritu y la propuesta del artista, el artista en algún momento capta su momento, también el público que aplaude, la música que acompaña en la intimidad, en lo público el espíritu individual se manifiesta, hace su fiesta, pienso cuando están esas bandas de un solo hit.
Los artistas dejan algo en la escena, un momento de su vida, un recuerdo, alguna observación del día, el pavo real, la vulgaridad ante paisaje majestuoso pero quién no se siente así. Cierro los ojos y escucho mejor. Abro los ojos y veo la acción. El goce se activa con los silencios.
Entre las charlas estaban Salman Rushdie y en otra Slavoj Žižek. El lugar era en una carpa tipo circo, adentro no dejaban pasar a bebés y ancianos, era peligroso, hacía mucho calor, se veía en los conferencistas una gota de sudor en la frente; acaso escuché refugiados, palabras de moda, y miré un poco en la pantalla al costado del camino, estaba vestido de negro, mientras buscaba agua.
El lugar no permitiría lo extraño. Poca, al estilo que vi, ocho de seguridad marchan a velocidad en fila como patos, se paran en algún lugar, se distribuyen, se esconden.
Millones de dólares fueron bebidos y digeridos. Toda la energía de la gente quedó en este lugar de celebración. Las historias, lo que buscamos, un poco de amor, encontrarlo por ahí, quien sabe, justo. Lo bueno en meditación retumba.
Northside Festival, 2018
“In mythologies around the world
after a disaster one captures the spirit
with a flute and starts anew
carved out of the firts fauna…” (Björk)
Hay un espíritu juvenil en el pueblo de provincia universitaria. Aunque es poca la distancia en la ropa se puede ver la diferencia entre interior y capital. La propuesta del festival en Arhus: jóvenes buscando una identidad, universitarios borrachos torpes juguetones conscientes los indígenas del lugar. Un tatuaje en un dedo que dice: people= shit.
En USA agarraron la guitarra y tenemos internalizado que son los mejores, cantan alto, el volumen del parlante es una extensión como la motocicleta y el celular. Vuelven los noventa, Beck: na na na na na na, realzan su terruño. Josh Homme habló de su grupo de individualidades y dio una introducción para decir que somos animales domesticados. Los grupos norteamericanos en su iluminación usan azul, rojo y blanco.
Björk es un hada islandesa, vivimos en un sueño pero cuando aparece lo visualiza. Solo dijo tak (gracias en danés) entre las canciones. En las primeras con uno, en las siguientes con dos o tres tak. Tak tak tak tak tak tak (con tono islandés dijo el diario de provincia que le puso una estrella, Islandia tan cerca de Groenlandia, Groenlandia con sus alcohólicos que divagan por Copenague) Eran disparos para mí tak tak con tono islandés. Disparaba, uno detrás dijo: vieja colonia, cierta tensión humana ante la presencia y el mensaje divino. Lo mejor de la música escandinava; giraba una flor, las flautas del trigo gregoriano maizal, el viento traía hojas doradas. El tak como un disparo, un no gracias, un hola, gracias.
Una fiesta ancestral para ingerir bebidas en cóncavos conseguidos en el trabajo para la comida, después en algún viaje, ¡un esclavo, un cráneo y salud! en el mar calmo como una pampa allá se ve, podemos cruzarlo y el sol, dios Inti, veinte horas de fiesta.
De los pasos del bailar: los de seguridad en Northside hacia abajo Spirit de Perfume Genius. Pussy Riots en Heartland, los húmeros pegados a las costillas, agitar hombros, radios y cubitos hacia los costados de forma horizontal hasta que el cuerpo se balancea y adquiere armonía, se empieza a mover la cadera y las piernas, alzar los pies a lo ruso, seguir la música.
Estaba buscando la iluminación, la voz definida de un humano transnacional: la encontré en el cantante de The The, en el de Sleaford Mods y en Diplo, Björk, Lcd Soundsystem, Patti Smith, QOTSA, también.
(Actualización julio - agosto 2018/ BazarAmericano)