diciembre-enero 2023, AÑO 22, Nº 90
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Poemas de Si no a enhestar el oro oído, de Héctor Piccoli.
Una hoguera ensimismada ocela la constancia de la sombra
bajo el aladar de hypnos
El retraimiento, que constela un tigre gradual en
cada leño, harpa
la sucesividad de ser
Cuelga aquí la luz, como una prenda
antigua y compartida. A ella acudes
y en ella cunde la nación finísima
que es tu subterfugio
Pretexta el puente de la noche:
conciencia es la dovela ardua
y tu visión la pátina que opacea al intradós
el fulgor del lomo de las fieras, su transcurso
Tus custodias reiteran sólo una tiesura
divisa entre la oscuridad y la solana.
Abiertos o cerrados, los ojos gravan
la misma servidumbre
Y reiteras a tu vez: ‘aquél en
que la víspera no amaine
ser el único, el madurado día.’
Agraz de vos,
lo inmóvil
Junto al nadir de tu sien un rubro arde
a Hugo y María, desaparecidos
Secreta, María, anochece el león en tus cabellos
su más joven sombra.
¿Es, –ángel aterido–,
del conspicuo exilio que llegas a mi sueño,
al alba, a restituir
su juventud
ya decisivamente
aligerada
y brillantísima?
Ambos, entonces, sois ya la pura
significancia,
el desasido espesor?
O estáis aún aquí, y es sólo
la propia opacidad del alma, brasas elusivas,
la que os concentra más y más en sí, para arrancaros
del dolor, para evitaros
la tersura lenta, estéril
del rescoldo que declina?
Oh, el cielo,
la apaisada reserva del damero de fuera!
Me doléis, como al sueño
la diadema
que ha escindido en el reflejo un agua buida,
la vigilia estuosa…
Y he perdido las palabras. Permanece
la grisalla que desluce el aire alto.
En el silencio, en cierto relieve accedido
y traspasado por el vuelo,
–el beneficio del cielo–,
lo escénico se sabe
y se desmiente.
Sabré si persistís, en esa vehemencia, que estáis muertos.
*
El lagar agostado es de noviembre; y es la abrumadora
claridad, o tan sólo la pericia
del ardor, en los asombros contiguos
bajo la marquesina pálida, hecha briznas
sobre una opalescencia siempre al lado de sí misma, la luz?
Oh, los fuegos, más fríos, del envés,
y la pertenencia asida, fugaz, apenas antes
de su “étoiler”, en un telón, ya, casi infinito…
Para quién, para quién dejado ‘dentro’
de la mínima clausura,
la noche con la arboladura ajena y los san telmos,
en un instante de aire?
Para quién la otra noche del cercado
blanquísimo,
donde una red se arrebuja entre la alfarería
imaginada, en un instante de agua?
Entre la planicie del ser
y la planicie del no ser,
como la inocencia que se oye sordamente golpear
en el payol, cenceña
con su cota y con sus óleos,
aunque inerme, sin embargo, ante los alfileres de la asfixia,
capturas
sólo una maleabilidad en acto…
II
Los ojos y la boca son pintados, extendidos, acentuada su languidez,
su carnalidad o seducción, o simplemente sugeridos
en un hechizo siempre más allá de sí.
–Voy…, es cosa de un minuto
Los repliegues de una o, góticos, en la penumbra
que el maxilar incera, y los párpados
parece, hubieran concedido, también, en el desmayo
de acompasarse, a la laboriosidad del artificio.
(–“¿No he visto también aquí al que me ve?”
Un destello ha terciado en lo súbito, como la gravedad viviente
entre ‘ti’ y ‘mí’.)
–Voy, voy… espérame un minuto
La rigidez de la fuente devuelve el desenfado,
que se abisma en una gimnasia, ya, del éxtasis…
La rigidez de la fuente,
en la oscuridad del tocador.
III
No de beber ábaco, el vaso que guarnece el tafilete
guarda el golpe, fungible osario él mismo
del azar, prescribiendo distribuidas
noches de samos al nácar abolido.
Sobreviene después, como un sumergimiento en lo radiante
acabada toda forma,
las completivas asas para la porcelana discurrida y anterior,
el complimiento de la muerte,
en el cuello del ánfora.
Dintornado, en ese recorrido en que la pilastra
no sostiene,
fábrica elusiva,
cada cuerpo no es ya lo más prieto del espacio,
sino un espacio cada cuerpo
por cariátide ubicua deshojado.
Y vuelve al sueño la aludida; al alabeo y la lisura
de encendida nube que se hunde,
inalcanzable e inmediata
en su posible nitidez.
Vuelve al sueño entre la voz
y la voz, que llama
del sueño a la vigilia;
vuelve y crece inútil vulneraria
para el vano por efectiva llaga vivo.
LUCIO
Escarcha la gema de este charco, –envés?– de ocluida primavera.
“Midwinter spring is its own season
Entre la breña el hueco abandonado por el topo,
corrobora la cercana sinuosidad del agua resistida
a ser latina…
Y lo golpeado, aún, en lo alto de la tarde antigua
apenas antes
de la volcada pila bautismal
que incomprensiblemente, ay, festejáramos
derramándose en el río,
por el arma edénica y la gloria en cierne de ese vuelo
que dejaba, dejaba, azoradas
ante la página más honda,
péñolas cernidas en un cedazo decisivo;
sempiternal though sodden towards sundown,
y no azoradas, no, mas explayadas las hermanas
alas que no podíamos no ver
sobre los veros turbios, turbios, buscar el cuerpo
devorado,
cuando el carancho caía al agua rápida…
suspended in time, between pole and tropic.”
–Oh, en el espejo que de súbito se abisma,
sustentad la nitidez con nubes de la boca,
corroboradla con el dulce
sólo bajo el encarnado y las espinas, fruto
de la tuna,
porque la muerte ha marcado demasiado fuerte al amor.
El oro visto, ahora, la pira entre cálamos no dada
sino a enhestar
el oro oído, ardor de todas
esas espadas de otro espíritu,
totoras…
Túmulo, empero, la barranquita misma,
al socaire suyo no atiplado, la arcilla
se ha abierto
exhumando el iris inclusivo del reino en los reinos…
Y es en los fragmentos recogidos
el concesivo crepúsculo del límite
entre el hueso y la piedra.
Aquí, un animal se echó a morir.
–‘Aquí’?
Pero es ‘aquí’ de él, o no sólo
ya de él, sino del sitio
aun, la diáspora?
Una bordura anular, si aminorada,
vuelve a padecer la ubicuidad
del aire indiferente:
transgresión
–del hálito, huido, o hacia el hálito, hostil?–
no ahora, pero siempre,
apenas la forma ha transigido.
Quién, no transige así? declina
o se estremece, sin bordes, sin bordes, en lo liso del hálito?
El ‘país’, que en un temblor
de briznas, ha incurrido
hasta el vapor del ser:
–Ésta es la “cina-cina”;
dices, y no señalas la flocadura tenue sobre la contrición del varillaje,
sino una levedad brizada ya en la letra
o en la elipsis, de esa alma suspensiva
que fue la que más se inclinó al curso mayor…
Hemos vuelto al monte; como antes,
como a cerciorarnos de todo en un cercado corazón.
Pero éramos más, éramos más, los que veníamos: y era ésta,
ésta, la estación?
“…This was the spring time
but not in time's covenant.”
Buscar la leña y hacer el fuego. No cerciora, cerca
de los otros, en torno de quienes no se enfila el brillo entero de la llama,
el cribado del celaje.
TRES SONETOS
I
Variada, en la pura carnación
sin eficacia, tu estérea entrega
florece hacia la sombra que se ciega
con ubicuidad de ojos que no son
pues no hay explicitud para el blasón
que en reticular teatro delega
la sable diferencia que lo niega
a la atopía muda de la acción.
De gules será el aya, luz que asista
(hermética sutura, herida abierta)
al diminuendo de alas en la pista
de esa noche en que la noche acierta
como al blanco cantón donde la vista
te pierde viva y te recobra muerta.
II
CYCNUS
No a otro adláter azaroso dado
fue, arcano entre todos privilegio
como a vos, fértil al ocaso arpegio
estéril por pagar su cüidado
si magisterio mudo, caducado
bajo perenne de álamos colegio
de hojas vasallas más que verde regio
instruye voz, aprende cimbreado
y en guarniciones ambas que deplora
el curso, tantas como el viento imbrica
a las hermanas notas, así el aria
de undoso cuello, frágil plectro ahora
la dolorida puente arranca, indica
si a costa idéntica, sobre agua varia
III
MUERTE DE NARCISO
(José Lezama Lima)
En tiple raya vano acucïoso
vuelo imbele, de fugas impedido
y averiguado par, que ha aturdido
airón ágil o monte minucioso
muda factor en sistros contencioso
no de la inmersión dilecto ruido
ni indefensión de amor, de quien ha sido
de albina pleamar, armado poso
Ala sumerge, jáculos refiere
a lo que el tiempo cobra en su figura,
si floración homónimo difiere
y alba horizontal, la que madura
clepsidra de su cuerpo el agua infiere
como imagen atelia no segura
*
KLEINES LIED DER ABENDSTUNDE
Das Ufer hält uns von der Täuschung
einer liegenden Unvergänglichkeit zurück.
Was jenseits des Flusses schon gedämmert,
wacht hierher im selben Hauch;
des Lichtes zerstreuter Wille
wird jetzt dem Leben zum Festland.
Um das im Sand verwischte Zeichen
ebbt ein Schimmer leise nach
und nach
DER SPIEGEL
I
Von Waldsplittern umsäumt,
wie ein Fleck von Leere
unter den Dingen,
steht vor dir der Entfremdung stillstes Wasser,
seichtester Teich;
ein allgegenwärtiger, doch neutraler,
auf sich selbst ruhender Blick,
gibt sich als Himmel vor
und wird hinter dir zu einer bedrückenden,
jedes Bildnis losgewordenen
Verlassenheit.
Dann faßt jemand allmählich Fuß
auf blauem Boden
II
Im Zwischenraum der Vorder- und Rückseite,
auf der Schneide der Unumkehrbarkeit,
gestaltet sich schwankend das Geahnte
und sieht dem Fremden ins Herz.
„Gewiß hab ich hier hinter dem hergesehen,
der mich angesehen hat“
Ein altes, nur unter diesem Wasser
zusammengehaltenes Kleinod
ist ihm sichtbar geworden,
wenn die Schnur,
auf die innigste Perlen gezogen,
plötzlich zerreißt.
Da macht sich in Vergehendem
strömende Ähnlichkeit
über ihn her:
,Was du darin erkannt,
das entbehrt deiner‘
Der Strom staut sich
in kaltem Licht.
III
Ein gleichgültiger Hirt löst unentwegt seine Herde auf
und treibt sie in die Tiefe
ihrer eigenen Undurchsichtigkeit.
Das zieht alles vor ihm hin und segelt
an dem Reich,
dessen Küste immer im Werden ist.
In öder Welle erstarrt
was sich von dir getrennt
und das Selbstlose des Spiegelns
silbern verschweigt.
Alle Ferne ist nur der Seele
verblühtes
Scheinvorhandensein.
Doch dieses zu allem Hingegeben-,
dieses von allem Durchdrungensein:
sind es schon nicht, des dünnen Transits
sauerste Erstlinge?
Der Augenblick,
wo Landschaft dein eigen und Figur
nicht mehr dein eigen ist,
wo jedes Ding seine Konturen endlich los wird,
wenn es, weder drinnen noch draußen,
sonder über sich selbst hinaus wächst
und gedeiht,
eine raumlose,
von Einzelnem goldbestickte Spur
in der Bezogenheit…
Die Flamme neigt sich zum Leibe,
zur Asche der Wasserfläche hin
(Actualización septiembre – octubre 2013/ BazarAmericano)